martes, 4 de agosto de 2015

La boda

Un sábado del mes de mayo del año pasado me invitó a su boda un familiar al que siempre he estado muy unido. Unos días antes, me llamó y me dijo que llegara temprano al restaurante, que quería que le ayudara con las mesas, porque su futura esposa hizo unos cambios de última hora y creía que no le iba a dar tiempo a ponerlos en los dibujos de situación de las meses. Eso hice. Pasada la ceremonia, salí pronto y llegue antes que el resto al restaurante, donde el maitre tenía una nota del novio para que yo la pusiera en las mesas. Así que me la dio y yo empecé a colocar los nombres poco a poco en los dibujos de las mesas.

Cuando ya terminaba, empezaron a llegar los primeros invitados. Entre ellos, había un pedazo de bombón pelirrojo con un escotado vestido que resaltaba su belleza y sus encantadoras piernas. Pregunte a alguien como se llamaba y me dijeron que _____, un nombre muy bonito. Mire los dibujos y vi que estaba sentada en la mesa de al lado de la mía, así que procure sentarme de manera que la viera todo el rato. Y no sé por qué, pero me pareció durante toda la comida que ella también me miraba a mí…

Después de la comida, se celebró lo típico de las bodas, un baile, e intenté bailar con la chica, pero estaba tan solicitada que no pude conseguirlo. De cerca todavía estaba más buena y era más guapa. Cuando ya me aburri de bailar, me acerque al baño y, cuando salía, vi salir del salón de baile a la chica que me traía loco toda la fiesta. No sé cómo se me ocurrió, pero la seguí a ver dónde iba…

Y a donde iba es a una habitación de la que tenía la llave. Así que la abrió y entró. Antes de que yo llegara, empezó a sonar música y yo me acerque con un poco de cautela, no fuera a asustarla… Abrí la puerta con mucho cuidado y me quede mirándola mientras bailaba sola. Lo hacía de maravilla, parecía una bailarina profesional…

-¿Por qué no entras y bailamos juntos? – dijo ella, que se había dado cuenta de que había abierto la puerta, aunque no sé cómo, porque cuando entre estaba de espaldas.

Yo la hice caso y empezamos a bailar poco a poco, para ir subiendo en intensidad. En un momento dado, me lance a besarla y, para mí sorpresa, ella me devolvió el beso, así que yo seguí besandola y mientras bajaba mis manos a su escote, para acariciar sus pechos mientras bailábamos.

Al cabo de un rato, la dije que se apoyara en unas cajas que había allí, la levante el vestido y la quite el sujetador, para así poder lamer sus pezones y acariciar sus pechos desnudos, primero uno y luego el otro, intercambiándolos de vez en cuando…

Poco a poco fui bajando hasta llegar a sus braguitas, que la quite para acariciar su sexo caliente, muy caliente. Cuando note que la chica se excitaba todavía más, metí un par de dedos en su coñito y note como se movía de forma muy sexy a mis movimientos con mis dedos…

Pasados unos minutos, la chica me dijo que me pusiera yo en las cajas y eso hice. Me quito los pantalones y los calzoncillos y se metió en la boca mi pene erecto, lamiéndolo poco a poco de arriba abajo y cambiando la dirección de vez en cuando, para acabar metiéndosele hasta el fondo cuatro o cinco veces…

Después de hacer eso, se puso encima de mí y se penetró de espaldas a mí, para que viera como botaban sus tetas mientras subía y bajaba encima de mi pene en un espejo que había en la pared de enfrente. A la vez que miraba, de vez en cuando acariciaba su coñito mojadito, lo que chica agradecía susurrando de placer…

Al cabo de un tiempo, la dije que se apoyara en las cajas, que le quería penetrar por detrás. Ella lo hizo así y yo cumplí mi palabra, mientras que la acariciaba las tetas desde detrás con mis dos manos, para después acariciar su abdomen y la zona del cuello y volver a sus pechos…

-¡¡¡Si, si, sí. Sigue, sigue, sigue…!!! –gritaba de vez en cuando la chica.

Yo seguía penetrándola por detrás y la dije que si podía correrme en sus tetas, a lo que la chica dijo que sí. Así que se dio la vuelta, se juntó las tetas y yo metí mi pene en medio, mientras lo movía arriba y abajo, arriba y abajo... hasta que me corrí en uno de los movimientos hacia abajo. Note que ella se había corrido hacía poco y la volví a besar unas cuantas veces, besos que ella me devolvió.


Al cabo de un rato, nos vestimos y yo me asome a la puerta, para decirla que podía acercarse al baño a limpiarse. Ella me lo agradeció con otro beso y, ya en la puerta del baño, yo la di otro. Durante el resto de la boda, nos estuvimos tirando miradas cómplices y, cuando ya nos íbamos, al despedirnos nos intercambiamos nuestras direcciones y teléfonos para quedar alguna otra vez y repetir el baile…

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