Llegaba el día de mi cumpleaños y no veía
movimiento de ningún tipo, como pasaba otros años por esas fechas. Yo estaba
algo mosca (¿A ver si se habían olvidado?).
Bueno, pues pasaron los días y seguía sin
ver movimiento. Al final, llego el día y desde por la mañana todo fueron
felicitaciones (en persona y telefónicas), pero en preparativos para algún
festejo, no veía nada de nada.
La cosa fue en aumento a lo largo del día y,
al llegar a las cinco de la tarde, mi madre me dijo que fuera a la casa de mi tía,
pegada a la nuestra. Preguntándome para que seria, para allá que me fui. Al
llegar, la puerta estaba un poco atascada y tuve que empujarla un poco para
abrirla. Entre y allí me encontré a toda la familia reunida y una sorpresa: una
famosa alta, morena, con un vestido rojo muy escotado (que enseñaba muy bien
sus pequeñas y preciosas tetas) y falda corta que dejaba ver sus bronceadas
piernas. Era la chica que más me gustaba en aquella época.
-¡¡Felicidades, felicidades!! –gritaron
todos a coro.
-¡¡Gra…gra…cias… gracias!! –tartamudee yo,
sorprendido de que mi madre hubiera podido esconder también la fiesta y que yo
no me enterara de nada hasta ese momento.
Pasado
ese momento de sorpresa por mi parte, la fiesta empezó y nos divertimos de lo
lindo. Comimos, bebimos refrescos, jugamos a todo lo que se juega en un
cumpleaños, etc., etc., etc. Total, que nos lo pasamos divinamente durante unas
horas. Ya se iban poco a poco todos, cuando solo quedamos en la casa la famosa
y yo, porque mi madre se había ido a despedir a mis tíos y primos. A mis amigos
les había despedido yo hacía un rato.
Yo me fui hacia la parte de atrás de la
casa, a guardar unas cosas en el trastero de mi tía. Allí había un sofá y me senté
en el cuándo deje las cosas en su sitio. La famosa se había quedado en el
recibidor de la casa, porque la había dicho que volvía enseguida.
Al cabo de un par de minutos, vi que la
puerta del trastero se abría y que entraba la chica. Me levante para recibirla
y ella me dijo, con un gesto, que no hacía falta, que permaneciera sentado y se
sentó a mi lado. Sus piernas se veían preciosas y se lo dije. Ella me lo
agradeció y pregunto si me había gustado la sorpresa que le había dado su
madre, invitándola a ella a dicha fiesta. Yo la dije que sí, que estaba
encantado con su presencia allí. Entonces ella se acercó más a mí y me paso la
mano por el pelo.
-Gracias, pero espera a ver mi regalo –dijo,
mientras se agachaba para abrirme la cremallera del pantalón.
-Oiga, pero que hace… Que… Mira que si entra
alguien… -tartamudeaba yo.
-Tranquilo, están todos delante de la casa,
muy lejos de aquí –y tomo en su mano mi polla y empezó a masajearla.
-Aaaaahhhhh… Sigue, sigue –decía yo.
Al cabo de un rato, la agarro con la mano y
se la metió en la boca, jugando con la punta de su lengua en la punta de mi
polla. La bajaba y la subía, pasaba la punta por la puntita de mi polla, la
volvía a bajar, volvía a metérsela un poco en la boca y con la lengua lamia la
parte sin piel…
Después de unos minutos, cambio y se la
metió entera en la boca y subió y bajo, subió y bajo, subió y bajo… Me estaba
haciendo una mamama de antología la famosa. Siguió así un rato y cuando noto
que iba a correrme, bajo un poco su vestido para recibir mi leche en sus tetas.
Para terminar antes, con sus manos me masturbo hasta que me corrí todo entero.
Después, se puso otra vez el vestido en su
sitio, se sentó a mi lado y estuvimos charlando hasta salimos del trastero para
que ella cogiera su coche y volviera a su casa. Yo la agradecí su presencia en
mi fiesta de cumpleaños y ella me beso. Yo se lo devolví y volví a mi casa
cuando el coche de la famosa se perdió de vista en la lejanía.