Vivo en una urbanización compuesta de tres
bloques de pisos en paralelo unos a otros, con lo que los de un bloque ven los
balcones del siguiente. Y en esto mi piso tenía unas vistas espectaculares.
Delante de mi balcón, a unos metros que no imposibilitaban una perfecta visión,
vivía una chica rubia muy guapa y sexy, porque sus vestidos dejaban entrever
unas tetas preciosas, un culito respingón y unas piernas esplendidas. Cuando
ella salía, yo hacía que buscaba algo y no la quitaba ojo hasta que se volvía a
meter en su casa.
En eso estábamos cuando recibí una llamada
del administrador de la comunidad para que ayudara a una vecina a organizar
unos papeles, pues sabía que trabajaba con archivos. Yo le dije que sí y me dio
la dirección. Le comente que iría a los dos días por la mañana. El me dio las
gracias y dijo que avisaría a la chica.
Llegó el día y me dirigí a la dirección
que me indico el administrador. Llegue y llamé al timbre… ¡¡quedándome de
piedra!! La chica que necesitaba ayuda era a la que yo miraba a hurtadillas. La
saludé como pude y ella me dijo que entrara. Me llevó a la habitación donde
tenía los papeles y me dijo que cuando terminara la avisara, dándome las
gracias por ayudarla. Estaba preciosa, con un top blanco que marcaba sus tetas
y unos pantaloncitos cortos, cortos que hacía que sus piernas fueran
espectaculares.
Me olvide de la chica y empecé a trabajar
en los documentos. Me llevó un tiempo medio ordenarlos todos. Cuando estuvieron
todos colocados, llame a la chica y la explique cómo estaba todo ordenado. Ella
me dio las gracias otra vez y me dijo que cuando recogiera unas cosas que había
llevado me esperaba en el balcón. Yo la dije que muy bien y al cabo de unos
minutos fui para allá.
Cuando llegue, ella estaba preciosa,
apoyada en la barandilla del balcón. Se volvió y se acercó a mí y me besó. Yo
se lo devolví y cuando pude la pregunte que qué hacía.
-Pagarte tu ayuda, amigo mío. Eso y las
miraditas de deseo que veo todos los días – me respondió. Yo mientras pensaba
que como demonios se podría haber dado cuenta de eso.
La verdad es que no tuve mucho tiempo de
seguir pensando, pues dicho eso se hecho en una tumbona que estaba en el balcón,
a la derecha de la puerta, y yo la levante poco a poco el top, mientras la
acariciaba sus preciosas tetas con una mano. Cuando conseguí quitarla el top
entero, empecé a lamérselas poco a poco y muy suavemente. A la vez, procedí a
acariciar su coñito con la mano izquierda, también muy suavemente. Al cabo de
un rato pare y volví a empezar un poco más fuerte, combinando las dos formas
durante un rato. Mi vecina se movía al ritmo de mis manos y mi lengua.
Al cabo de un rato, empecé a bajar poco a
poco por el abdomen de mi vecina hasta llegar a sus pantalones cortos. Allí
metí la mano por ellos y empecé a masajear el coñito de la chica, que poco se
iba calentando. Lo notaba porque cada vez estaba más mojadita. Poco a poco
empecé a bajarla los pantaloncitos, mientras no dejaba de masajear el interior
de los mismos. Cuando se los quite del todo, mi lengua comenzó a hacer lo mismo
que estaban haciendo mis dedos anteriormente. Poco a poco la chica se ponía más
caliente mientras seguía jugando con mi lengua en los bajos de mí vecina.
-Ooooohhhh,siiiiiiiiiiii. Ooooohhhh, siiiiii.
Siiiigueeeee, siiiigueeeee… - gemía la chica.
Como la chica disfrutaba, yo seguí un rato
más acariciándola el coñito y cuando vi que estaba preparada me quite los
pantalones y la penetre muy despacio, para notar como ella se acomodaba al
ritmo de mis embestidas, al principio muy despacio y luego más fuertes, para en
un tiempo usar primero una técnica y luego la otra, primero muy despacio y
luego más rápido, para luego hacerlo al revés y a la tercera otra vez como la
primera y vuelta a empezar…
Al
cabo de un rato, la dije que se levantara, me apoye contra la pared del balcón,
la agarre por la cintura y la penetre por detrás, quedándose ella de pie.
Mientras entrabamos y salíamos, una de mis manos acariciaba sus tetas y su
coñito, mientras la otra acariciaba su abdomen mientras la aguantaba. Los dos
nos movíamos al compás mientras poco a poco notaba como se iba calentando la
pared a mis espaldas…
Un tiempo después, la chica me dijo que me
tumbara en la tumbona y se puso encima de mí. Se estiro hacia atrás y mientras
saltaba encima de mi polla, yo acariciaba sus tetas con las dos manos, primero
haciendo círculos sobre ellas y después acariciando poco a poco sus pezones
erectos, luego al revés y después vuelta a lo primero… Cuando noto que se
corría, se paró y con sus manos masturbó mi polla hasta que mi leche se vertió
sobre la zona superior de su coñito, cerca de su abdomen.
-Mmmmmmm, que bueno, amigo. Follas muy bien,
vecino- decía mientras saboreaba mi leche sobre sus dedos en su boca.
Unos minutos después de terminar, nos
tumbamos los dos en la tumbona hablando de todo un poco y de esto y aquello,
sin ser nada en concreto. Después nos vestimos y ella fue a buscar un par de
refrescos, que nos tomamos en el balcón tranquilamente. Una hora después, con
el calentón ya más calmado, nos despedimos con la promesa de repetirlo algún
día…