sábado, 24 de marzo de 2012

Lengua con Zanahoria (receta de cocina picante)

Ingredientes

·         1 lengua juguetona
·         1 zanahoria mediana
·         1 almeja
·         2 peras o melones

Modo de Preparación

Primeramente, se pone la lengua en los pezones de las peras o de los melones y se va moviendo poco a poco sobre ellos hasta que se pongan erectos. Entonces, se usan los labios donde se enmarca la lengua para chuparlos bien hasta que lleguen al punto de ebullición.

Entonces, iremos bajando poco a poco hasta llegar a la almeja, donde rebozaremos la lengua en la punta de la misma hasta que también llegue al punto de ebullición, estado en el cual podremos meter la zanahoria en un dentro-fuera hasta que la salsa este bien cocida y muy caliente.

Servir sobre la almeja o las peras/limones tras batir bien la zanahoria.

Esto no es exactamente un sueño erótico, pero al autor le ha parecido bien ponerlo aqui

La Vecina Caliente

También lo pueden leer aqui, en el blog de una gran amiga: http://www.dynamayedacamsex.com/relato-la-vecina-caliente-by-mtdsc/.

Yo estaba en mi casa, tranquilamente relajado en la cama, cuando sonó el timbre de la puerta. Me puse una bata encima del pijama y baje a ver quién era. Resulto ser la vecina, una chica con el pelo moreno largo, una camiseta blanca y un pantaloncillo también blanco. Me pregunte que querría a esas horas de la noche, aunque la verdad es que pensé que me daba igual, porque siempre me había gustado y había pensado muchas veces en lo que sería tenerla en mi cama, divirtiéndonos los dos, con nuestros cuerpos desnudos meciéndose juntitos.

Deje esos pensamientos aparte y abrí la puerta. Allí estaba ella, radiante como si acabara de llegar de una sesión de fotos en una agencia de modelos.

   -Buenas noches, perdona que te moleste a estas horas, pero es que me quedado sin luz y necesito hacer una llamada urgente- dijo.

   -Claro que no. Pasa- dije yo.

Me aparte para dejarla pasar y ella entro. La señale donde estaba el teléfono y ella me dio las gracias y se dirigió hacia él. Como me dio la espalda, no pude evitar ver que tenía un culo precioso, marcado en los pantaloncitos. Me pareció que se volvía, así que me di la vuelta para que no viera reflejado en mi cara lo que estaba pensando, pero me parece que no pude evitarlo porque creí ver en su cara una sonrisa picarona.
Mientras ella llamaba me retire a la cocina y después subí a mi habitación,  porque me había dejado encendida la televisión.

Al cabo de cinco minutos, me pareció oír como colgaban el teléfono, pero no oí como cerraban la puerta, así que me asome a la puerta y me encontré a mi vecina allí parada, con una mirada de deseo en la cara que se debía parecer a la mía cuando entro.

   -Creo que debo agradecerte que hayas sido tan amable conmigo –dijo.

   -No tienes por qué. Entre vecinos hay que ayudarse –dije yo.

   -Exactamente… - dijo ella y me empujó hacia la cama.

Al empujarme, yo me caí encima de la cama y, mientras me ponía de rodillas encima de ella, vi cómo se quitaba la camiseta y dejaba al aire sus preciosas tetas, que tenían los pezones erectos y sonrosados.

   -Te gusta, ¿verdad? Me fije en cómo me mirabas cuando entre –dijo tocándose de manera muy sensual.

Entonces me acerque a ella y la puse la mano derecha encima del pezón derecho y empezó a masajeársele lentamente, muy lentamente. Note como se excitaba mientras hacía eso, así que pase a hacerlo también en el pezón izquierdo.

   -Mmmmmm, que bien lo haces….

Pase a hacerlo con la lengua, mientras bajaba la mano hacia su sexo. La metí por el borde del pantaloncillo y note que estaba muy mojado, así que pude introducir mi dedo en él y empezar a moverlo de dentro afuera mientras seguía usando mi lengua con sus pezones y sus preciosas tetas.

   -Sigue…, sigue… -gemía mi vecina.

Entonces empecé a bajar mi lengua, pasándola por su ombligo y tórax hasta llegar a los límites del pantaloncito, que empezó a bajar muy despacio, mientras seguía penetrando con mis dedos su vagina sonadísima.

Cuando ya tenía a mi vecina a punto, use mi lengua para terminar de calentarla y se vino con unos gritos de placer que me sonaron a gloria.

   -Si… si… que bien, cariño.

Una vez más calmada, me hecho hacia atrás en la cama, me bajo el pantalón del pijama y me cogía la polla, que estaba erecta del todo y tras sobarla un poco, se la metió en la boca y con la lengua me hizo sentir en la gloria cuando me hizo la mejor mamama en mucho tiempo. Tocaba la punta de mi polla con la lengua y después subía y bajaba varias veces con sus labios por toda la extensión de mi sexo erecto, hasta que noto que me corría y dijo:

   -Espera. Córrete en mis tetas, cariño. Dame toda tu leche. Mmmmm.

Y se bajo de la cama, para ponerse en cuclillas y recibir mi corrida. Para terminar más rápido, me masturbe un poco y me termine de correr en sus preciosas tetas, regándola con mi leche. Ella se relamió y cogió un poco para metérselo en la boca con sus preciosos dedos. Se volvió a meter en la boca mi polla para limpiármela del todo y dijo que nos tumbáramos en la cama. Así lo hicimos y cuando estuvimos relajados del todo, se vistió y se fue. Desde entonces, cada viernes vuelve y nos lo volvemos montar, cada vez de una manera distinta.

Dedicado por el autor a Dyna Mayeda

El Ascensor Caliente

Subía yo en un ascensor para hacer un recado que me había encargado mi madre y este se paro en un piso (creo que era el tercero) y entraste tú. Llevabas un vestido blanco hasta un poco por encima de las rodillas. Pues sigo: "Me quede de piedra. Nunca había visto una belleza semejante. El ascensor siguio su camino y yo me baje en el piso en el que tenía que hacer el encargo. Diez minutos después lo había hecho y me dispuse a tomar de nuevo el ascensor. Este llego, entre... y que casualidad, alli estabas tu, que bajabas. Nos saludamos y note una mirada de interes. También yo te mire con interes. Sobre todo esas preciosas tetas que asomaban por un precioso escote. Pero el trayecto era corto y no pense nunca en que podría realizar lo que estaba pensando. Paso un minuto y casualidad... se paró el ascensor. Tu me pediste que mirara a ver si podia volver a ponerlo en marcha, ofreciendome un buen vistado de tus preciosas piernas y  hi pense: "Joder, que buena esta esta chica. A ver si ahi suerte y no funciona el ascensor". Y Dios oyo mis suplicas. Pues no funciono ni a la de tres. Creo que tu tenias los mismos deseos, porque no te parecio mal. Durante un rato nos estuvimos mirando, hasta que tú decidiste preguntar:

   -Oye, creo que te gusto, ¿no?..."


   -Si - respondi yo.


Entonces te acercaste un poco mas y yo pense que era una invitación a lo que yo pensaba... y alce una mano para meterla por el escote de tu vestido y acariciar los pezones, que note como se empezaban a poner erectos, momento que aproveche para usar mi lengua sobre ellos. Tú empezaste a gemir y yo segui un rato chupandote los pezones, para despues pasarte la lengua por el cuello ir bajando hasta llegar a tu sexo, en el que use mi lengua en circulos y dentro-fuera hasta ver que estabas cachonda total. Entonces use mi dedo corazón para penetrarte. Más, mas, sigue así, gritabas. Al cabo de un rato ya estabas caliente del todo y me dijiste que me pusiera de pie, que me la ibas a chupar, que era lo que querías en ese momento. Así lo hice y te la metiste en la boca y con la lengua me hiciste la mamada mejor que me habian hecho hasta el momento. Yo estaba en la gloria, asi que te deje seguir un rato, hasta que me corri en tus preciosas tetas y tu te la volviste a meter en la boca para limpiarla bien. Pero como vi que tu todavía no habías terminado, volvi a usar mi lengua en tu sexo hasta que te corriste. Después estuvimos cinco minutos besandonos y acariciandos hasta que notamos que el ascensor empezaba a moverse. Nos vestimos rapidámente y cuando el ascensor llego a la planta baja nos cambiamos los telefonos y quedamos para otro día.


Dedicado por el autor a RubitaTetona18

lunes, 19 de marzo de 2012

El Despacho de la Presidenta

Trabajó en una de tantas multinacionales que hay en España, en el departamento de archivos, colocando papeles en su sitio y llevándoselos a quien los pida a su despacho (a veces bajan ellos a buscarlos, pero no es lo normal).

Un día estaba yo tranquilamente colocando unas cajas en su sitio, cuando suena el teléfono. Era la secretaria de la jefa suprema, la presidenta de la empresa:

  -Oye, ¿puedes subir el expediente de la compra del mes pasado en Sevilla?

  -Sin problema –dije yo. Además pensé “que voz más sexy tiene esta chica”.

Me puse a buscar lo que me habían pedido y lo encontré al poco tiempo. Entonces me dirigí al ascensor y pensé si conocería a la jefa, ya que solo la había visto de refilón un par de veces. Pero me había dado la impresión de que estaba muy buena, pero sin seguridad.

Total, que llego el ascensor y mientras subía seguía con esos pensamientos. Llegue a la última planta del edificio y salí al vestíbulo de la planta noble. Me pareció que habían cambiado algo, porque yo la recordaba de otra manera, pero como iba a trabajar pues no me estuve a mirar mucho. Llegue al despacho de la presidenta y llamé a la puerta. O lo intenté, porque en ese momento salía una chica rubia vestida con un traje gris muy rápido.

  -Perdón, perdón, no lo había visto –dijo.

  -Tranquila, no pasa nada –conteste yo.

Se fue por el pasillo abajo y yo entre en el despacho. Allí vi a la secretaria sentada tras su escritorio. Dije: “Buenas, traigo lo que han pedido de archivos”. Ella me respondió que gracias, pero la que había salido era la presidenta y que no tardaría en volver. Yo la di las gracias y me senté a esperarla, porque había que explicarla ciertas cosas del expediente.

Mientras esperaba, me fije que la secretaria era muy guapa y estaba muy buena con una camisa blanca ajustada, una faldita negra y unos zapatitos a juego con la falda. Unos minutos después, se levantó y entro en el despacho de la jefa, mostrándome sus preciosas piernas. Cerró la puerta y yo seguí esperando (y calentándome, porque pensaba que podía salir con la chica).

De repente, al cabo de unos cinco minutos aproximadamente, se oyó un fuerte golpe, que parecía venir del despacho. La ver es que no lo pensé mucho y abrí la puerta, donde vi a la secretaria recogiendo un gran libro que se había caído de una estantería (tengo que reconocer que también me fije en su bonito escote y en lo apetecibles que tenía las tetas debajo de la camisa).

  -¿Estas bien? –pregunte.

  -Sí, gracias –respondió ella.

Mire hacia la estantería y pregunte qué había pasado, mientras la ayudaba a volver a subirse a la escalerilla de la que se había bajado para recoger el libro. Ella contesto que le pareció ver un bicho y que entonces se le resbalo el libro de la mano. La di el mencionado volumen y mientras ella lo colocaba vi su precioso culito por debajo de su falda. Llevaba unas braguitas blancas de encaje que ya consiguieron subirme la temperatura hasta el máximo.

Ella termino de colocar el libro (y los adyacentes, pues se habían movido) y bajo de la escalera. Algo debió de intuir, pues dijo:

  -Te veo raro. ¿Qué te pasa?

  -Nada, nada –conteste yo. Pero no se lo creyó, porque se fijó en lo roja que tenía la cara.

  -Tú me has visto las braguitas y te has puesto cachondo, pillín –dijo con una sonrisa picantona.

  -Pues sí, la verdad, para que voy a negarlo. Llevo desde que llegue pensando en que sería un placer follar con usted –la conteste, aliviado por su contestación (bien pensaba que iba a echarme a patadas, por libidinoso).

  -¿Y a qué esperas para empezar, precioso mío? –dijo ella.

Después de la sorpresa inicial, me acerque a ella y la bese, mientras metía la mano por debajo de su camisa para notar como se la iban erizando los pezones. Nuestras bocas se encontraron en un largo beso y yo baje mi cabeza hacia sus pechos, después de desabrochar la camisa y tirarla a un lado (descubrió que no llevaba sujetador). Empecé a lamerla los pezones y a acariciarla las tetas mientras ella empezaba a emitir sonidos de estar cachonda pérdida.

Y hete aquí que en ese momento se abrió la puerta y entro la jefa de los dos. Se quedó parada unos segundos (imagino que por la sorpresa), pero después dio dos pasos y quitándose la chaqueta dijo:

 -Así que por esto no contestaba al teléfono, ¿eh?

 -Así es, jefa. ¿Quiere unirse a nosotros? –respondió la secretaria.

 -Ya tardabas en pedirlo, chica –respondió la jefa.

Yo me quede a cuadros. Había subido a dejar unas carpetas y acababa follando con dos de las chicas más guapas de la empresa. Así que no perdí el tiempo y seguí con lo que estaba haciendo, chupándola las tetas a la secretaria mientras la jefa se desvestía y mostraba un cuerpo espectacular. Cuando termino, se acercó a nosotros y me ayudo a lamer las tetas de su secretaria (primero yo y luego ella y así sucesivamente). Cuando yo no estaba haciendo lo anterior, empezó a bajar por el cuerpo de la secretaria hasta llegar al límite de la faldita. Mientras mi lengua lamia su ombligo, mi mano se metía por debajo de la falda y notaba su coñito húmedomasajeándolo  poco.  Al poco rato, cambiamos los papeles y era la secretaria la que lamia los pezones de su jefa después de quitarla el sujetador y yo usaba mis dos manos para introducirlas debajo de las faldas de ambas, que emitían grititos de placer a cada movimiento de mis manos en sus coñitos.

   -¡¡Siiii, siiii, asiiii, dame más, dame más!! ¡¡Fóllame fuerte con tus dedos!! –decía la secretaria.

Así estuvimos un rato, hasta que desnude a las dos (primero a la secretaria y luego a la jefa) y empecé a penetrar a la secretaria, apoyándola contra la mesa del despacho. La jefe se subió a la misma y su empleada la lamia el coñito mientras mis movimientos rítmicos la iban poniendo más y más caliente. Tras unos minutos en que la secretaria se calentó hasta el extremo, cambiaron los sitios y empecé a follarme a la jefa sentado en un sillón que había en la habitación, mientras la secretaria la comía las tetas, el coñito y se masturbaba por turnos. La jefa subía y bajaba encima de mi polla gimiendo como una perra en celo y la secretaria seguía con su ritual arriba mencionado.

  -¡¡Mas, mas, fóllame más, así, así. Aaaahhhhhh….!!

Tras unos minutos así, la jefa se descabalgo y le dijo a la secretaria que se pusiera a cuatro patas como hacia ella para que yo pudiera penetrarlas por turnos. Empecé por la secretaria y pase a la jefa y así sucesivamente durante un buen rato, hasta que dijeron que parase, que se iban a correr y que querían me yo me corriera con ellas. Así que me volvieron a sentar en el sofá y primero la secretaría y luego la jefa empezaron a comerme la polla hasta que note que ambas se corrieron y yo también me corrí en sus bocas.

Tras vestirnos y descansar un poco, cada uno volvió a sus obligaciones: la secretaria a sus quehaceres, la jefa y yo a mirar el archivo que había pedido. Cuando acabamos de revisar las carpetas, nos cambiamos los teléfonos y cada equis tiempo repetimos lo que acabo de escribir, cada vez en una casa distinta.