sábado, 30 de noviembre de 2013

La Sala de Informática

Mi ordenador decidió dejar de funcionar un día de verano sin más ni más, porque hasta cinco minutos antes funcionaba de maravilla. Pero eso es lo que tienen estos trastos, que le vamos a hacer… Total, que tuve que llevarle a una tienda para que lo arreglaran. Allí me dijeron que tenía que esperar dos semanas para verlo arreglado, así que tuve que buscarme un nuevo ordenador y lo encontré en la sala de informática pública de mi ayuntamiento. Después de ir tres o cuatro días, vi que la chica que lo atendía era monísima, con el pelo rizado recogido en una trenza, unos pantalones ajustados que me ponían a mil y unas camisetas también ajustadas que ya eran la leche, pues tenía unas tetillas que eran preciosas y un primor...

Después de ir unos días más, una tarde resulto que tenía que hacer un trabajo que me mantuvo enfrascado en la pantalla un par de horas. Cuando termine, mire en derredor mío y resulto que solo estábamos la chica de allí y yo, tan concentrado en el trabajo había estado... No sé por qué, pero me pareció que la chica tenía una sonrisa muy picarona viendo que estábamos solos en la sala. Yo me levante y me acerque a su mesa a pagarla el tiempo que allí había estado, como así hice. Al darme la vuelta, la chica me rozo la mano de tal manera que me pareció que quería algo mas, así que intente besarla en la misma mano...

…y ella me dejo. Así que la quite la chaquetilla y segui besando hacia arriba por el brazo. Hasta llegar a su cuello. Allí empecé a lamerla con cuidado detrás de las orejas, primero una y luego la otra. Mientras, desde atrás, poco a poco, fui metiendo una mano entre sus pantalo-nes, hasta que note su coñito húmedo y empecé a acariciar esa zona, metiendo de vez en cuando los deditos dentro de la vagina. La chica ronroneaba muy bajito, pero se la podía oír, porque estaba muy cerca de su linda boquita.

La apoye de repente contra una de las mesas que había en la sala y la baje los pantaloncitos y las braguitas. Ella abrió un poco las piernas y me dejo penetrarla con más facilidad. Empecé a acometerla poco a poco, para ir subiendo en intensidad a medida que notaba que la chica subía en calentón. A la vez, la daba unos azotitos en el culito, con los que la chica se excitaba mucho, según notaba...

   -¡¡Aaaaaaaaayyyyyyyyyyy, dale duro, dale duro, dale duro…!! – gemía a voz en grito a veces.

Yo asi lo hacía cuando me lo pedía. La abrazaba por la cintura con un mano y con la otra la acariciaba las tetas y el abdomen. De vez en cuando la besaba la espalda y la chica temblaba y temblaba de placer, por lo que notaba...

Al cabo de un rato, la hice cambiar de posición y la senté encima de la misma mesa y la penetre de frente, mientras la besaba repetidamente y ella me devolvía los besos. Nos metíamos la lengua hasta el fondo de la boca. Estábamos los dos muy calientes y los dos nos seguíamos moviendo, una y otra vez, una y otra vez… Ella se movía hacia los lados y hacia delante y hacia atrás mientras no perdía ocasión de besarme...

Pasado un rato, me dijo al odio que me sentara en una silla. Así lo hice y ella se me sentó encima y empezó a moverse hacia arriba y hacia abajo, hacía arriba y hacia abajo… mientras yo la sujetaba por la cintura y la besaba en sus preciosas tetas de vez en cuando. Me ponía muchísimo ver como la botaban delante de mi cara, porque eran preciosas...

  -¡¡Agárrame fuerte y dame igual, guapo, dale…!! – chillaba a la vez que subía y bajaba…

Como también tenía una sonrisa preciosa, en un momento dado me eche hacía atrás y me quede sin hacer nada, mientras ella seguía saltando encima de mi polla, solo mirándola la sonrisa de placer que tenía marcada en la cara. Ella se dio cuenta y empezó a hacerlo más fuerte, solo porque se calentaba mucho viéndome mirarla su sonrisa…

Al cabo de un rato, la chica paró, se bajó y empezó a besarme en el abdomen, yendo hacia abajo poco a poco, pasando la lengua a veces por mi piel en cualquier sitio, hasta que llegó a mi polla, que estaba llena de su fluidos, y se la metió en la boca, para jugar con su lengua en la punta de la misma durante un rato. Hasta que decidió tragársela entera, hasta el fondo, varias veces, primero muy poco a poco y después más rápido, hasta que note que ella se corría y que yo también lo hacía, dentro de su boca. Ella se tragó mi leche e hizo un gesto de placer extremo, acentuando esa sonrisa preciosa que llevaba en la cara toda la tarde. Nos vestimos y tras recoger un poco la sala (que la habíamos dejado que ya, ya, jejejejeje…), salimos a tomar un refresco a un bar que había cerca, charlando de cualquier cosa (el tiempo, el municipio, su pueblo, el mío, de turismo, etc.). Al final nos separamos, intercambiándonos los teléfonos para quedar alguna otra vez.

Por cierto, que la pague la sesión de informática que la debía antes de irnos…

domingo, 15 de septiembre de 2013

El Despacho de las Enfermeras

Estaba yo en el hospital visitando a un amigo cuando por delante de la habitación del mismo pasó una enfermera vestida de blanco. Al principio no me volví, porque estaba en una animada conversación con mi amigo y su novia. Pero cuando volvió a pasar ya si me fije porque estaba saliendo y la chica era una verda-dera belleza: unas tetas impresionantemente preciosa, unas piernas esculturales, un pelo negro precioso y una belleza facial de las que dejan huella. Me dejo impresionado, pero había quedado con otro amigo para de-cirle como estaba el hospital-zado, pues no pude quedarme, pero antes de salir la eche unas miradas que si las hubiera visto hubieran quemado...

Al día siguiente, o a los dos días, volví al hospital y allí estaba otra vez la enfermera del primer día. Ese se-gundo día estaba realmente preciosa en su vestido blanco. Lo que me extraño era que estaba en minifalda y todas las demás con un pantalón, pero bueno, lo achaque a que quería lucir sus preciosas piernas. Total, que después de echarla una mirada lujuriosa, entre a ver a mi amigo y allí estuve un largo rato, en que me dijo que una enfermera había preguntado por mí, pero que no sabía decir cual... Al salir de la habitación tras des-pedirme de los que allí estaban, vi que la planta estaba vacía y no sé por qué (porque no había nadie a la vista), me acerque al despacho donde estaban las enfermeras, localizado hacia el centro de la planta. Cuan-do llegué, estaba abierto y entre. Tenía una mesa delante de mí, archivado-res a los lados y varias sillas alrededor de la mesa… incluso un sofá 8supuse que para la jefa). No había nadie, pero otra vez sin saber por qué me quede un rato, con la puerta abierta detrás de mí...

Al cabo de un rato, me pareció oír un ruido como de zapatos amortiguados que se dirigían hacia la sala donde estaba. Me di la vuelta y vi delante de la puerta a la enfermera que ya me había cautivado hacia un par de días. Tenía una mirada picarona que me ponía a cien...

  -El otro día me pareció que me mirabas, guapo – dijo.

  -Como para no mirarte, preciosa – conteste yo.

Entonces ella se acercó a mí y me hizo darme la vuelta. Me levanto la camisa y empezó a besarme por la espalda, subiendo y bajando por toda su extensión. A la vez me acariciaba por delante y también a veces la espalda...

Estuvo durante un rato así y después me hizo darme la vuelta otra vez. Como me había puesto muy cachon-do, mi pene estaba muy duro y así lo vio la chica, que me hizo saber con una sonrisa que le gustaba lo que veía. En ese momento, se quitó la camisa y vi sus bellas te-tas. Me bajo los pantalones y lo cogió entre sus manos, empezando a masajearlo poco a poco, a veces hacía de arriba abajo y a veces en círculos. Lo varia-ba según su criterio y yo estaba ya tan caliente que se habría podido freír algo allí dentro...

Paso un rato en lo que todo siguió igual, hasta que la dije con un gesto que se sentara en la mesa, cosa que ella hizo bajándose las braguitas a la vez que lo hacía. Al estar en posición, empecé a penetrarla muy, muy despacio, para después acelerar poco a poco y llegar a una velocidad rápida. De vez en cuando, golpeaba la parte de arriba de su coñito con la punta de mi polla y volvía a empezar: despacio, más rápido, más rápido, golpecito...

Al cabo de un rato, la hice cambiar de posición y que se sentara encima de mi polla, que yo lo haría en un sofá grande que había allí cerca. Así lo hicimos, y ella empezó a subir y a bajar, a subir y a bajar, a subir y a bajar… despacio, despacio, rápido, rápido y vuelta a empezar…

  -¡¡Siiiiiiiii, siiiiiiiii, aaaaaassssí, fuerte, fuerte, follame duro!! – gemía de vez en cuando la chica…

Yo la complacía cada vez que gemía y aceleraba el ritmo. Al cabo de un rato, cuando ya vimos que nos cansábamos en esa posición, me indico que se apoyaba en la mesa de reuniones y que quería que la follara por detrás. Así lo hicimos, pero antes la acaricie un poco su coñito con mi mano derecha primero y con la izquierda después, para prepararla un poco más. Cuando lo hice, note que se excitaba aún más de lo que estaba y que se movía al ritmo de mis acometidas. De vez en cuando, la acariciaba las tetas con mis manos mientras le penetraba hasta el fondo primero, después un poco menos y así sucesivamente hasta que la chica se corrió. Momento en el cual me dio unos golpecitos para indicarme que parara. Se dio la vuelta y me volvió a coger la polla, que se volvió a meter en la boca bien adentro varias veces. Cuando noto que me iba a correr yo, se la saco y con sus manos empezó a masajearla hasta que derrame todo mi semen encima de sus preciosas tetas, que mojadas de mi leche estaban todavía más bellas. Lamió una última vez mi polla para limpiarla de semen entera y se sentó en una silla cercana para ir vistiéndose, mientras yo de pie hacia lo mismo. Cuando ya estuvimos listos para irnos, ella me dio una tarjeta suya y yo la di una mía, quedando para otro día y repetir el asunto…

sábado, 31 de agosto de 2013

El Baño del Polideportivo

También lo podeis leer aqui: http://victoriablondex.com/el-bano-del-polideportivo-escrito-por-un-seguidor-mio/

Estaba aburrido en casa, mirando la televisión, cuando me llamó un amigo mío de que en el polideportivo del pueblo estaban haciendo un maratón de fútbol sala y que si quería ir a ver algún partido. Yo le dije que sí, que allí nos encontraríamos. Me cambie de ropa y para allí fui. Aparque el coche y entre en el polideportivo. Vi a mi amigo en la segunda fila de asientos y a él me acerque. Me senté a su lado y le pedí que me dijera que estaba sucediendo. El me conto que era la primera semifinal y que ya acababa. Le agradecí la información y vimos la segunda semifinal. Cuando esta acabo, mi amigo me dijo que se tenía que ir, que tenía otro compromiso y que le contara al día siguiente que pasaba en la final. Yo le dije que de acuerdo y se fue.

Cuando mi amigo se fue, mire a ver cuánta gente quedaba en el pabellón. Vi que había mucha. Y también vi a una chica preciosa, morena, con unas tetas perfectas, unas piernas impresionantes y un vestido de esos que simplemente es levantarlos y mmmmmm… La seguí con la vista y tenía un andar impresionante. Subió al segundo piso y creo que se dio cuenta de que me había quedado mirándola, porque durante un rato fue ella la que no me quito ojo. En esto que llego el descanso del partido y volví a mirar hacia donde estaba la chica. Al cruzarnos los ojos, me pareció que me guiñaba un ojo y me hacía un gesto hacia una puerta cercana a ella. No estaba seguro de haber entendido bien lo que había visto, pero por si acaso me acerque hacia donde me había señalado...

Cuando llegue al segundo piso, resulto que donde me había señalado era el baño del pabellón.  Abrí la puerta con mucho cuidado y allí la vi, de espaldas a mí. Era una preciosidad, pues vi su cara reflejada en el espejo. Ella también de verme, pues sin darse la vuelta hizo un gesto como para que entrara. Así lo hice, me acerque a ella y empecé a acariciarla las tetas por detrás. Primero con una mano y luego con las dos. Iba haciendo círculos muy despacio en ellas y pellizcándola los pezones. Hice eso varios minutos, hasta que note que se estremecía de gusto y que los pezones se la ponían duros. Entonces empecé, con mis manos, a bajar muy despacio por su espalda, acariciándola en todos los puntos de la misma, en algunas varias veces, porque vi que gemía de excitación. Cuando ya llegue a la zona baja de su cuerpo, levante un poco el vestido y tire de el hacia abajo, para ver reflejadas en el espejo sus preciosas tetas. Hecho eso, me baje los pantalones y la aparte un poco la braguita para penetrarla, primero muy despacio y después más deprisa, alternando esos movimientos durante un raro, lento, rápido, lento, rápido...

  -¡¡Mmmmmmmmmmm, así, así, más fuerte, follamé mas fuerte…!!! – gritaba la chica.

Yo la complací y empuje más fuerte durante un rato, a la vez que con mis manos la acariciaba el coñito por delante, viendo que eso la ponía más caliente todavía. A mí me ponía muchísimo ver, en el espejo, como sus tetas se movían al ritmo de mis acometidas. Siempre sin volverse, me indico que quería que me sentara en la taza del reservado. Intentado no perder la penetración, me empecé a ir hacia atrás. De una patada abrí la puerta y me senté donde la chica me dijo. Hecho eso, ella empezó a colocarse bien mi polla dentro de ella y subió y bajo, subió y bajo, subió y bajo, subió y bajo, a la vez que seguía viendo como saltaban sus tetas en el espejo del lavabo...

Estuvo así durante un rato, en el que gemía cada vez que llegaba abajo y notaba el contacto de sus nalgas con mi zona baja. Los gemidos fueron in crescendo hasta que la chica noto que se corría. Entonces dio el gemido más fuerte que había oído en mucho tiempo y se descabalgo, para cogerme la polla con las dos manos y empezar a acariciarla muy poquito a poco, muy poquito a poco. A mí me estaba poniendo todavía más cachondo, porque la chica sabía hacerlo de una manera que se me ponía todavía más dura de lo que estaba. Al cabo de un raro, se la metió en la boca y con la lengua jugo tranquilamente con la punta de mi pene. Hasta que comenzó a lamerla de arriba abajo, de arriba abajo, usando a la ve sus manos para donde no usaba la lengua y la boca…

Cuando ella noto que ya estaba a punto, acelero todavía más el ritmo de su mamada y entonces me corrí en su boca. Ella siguió un par de minutos chupando mi polla, hasta que no quedo nada de semen en ella. Entonces me dio un beso tan largo que pensé que iba a asfixiarme. Yo se lo devolví y nos abrazamos durante un rato, tras el cual ella se colocó el vestido, me dio otro beso y se despidió. Yo me quede unos minutos más allí sentado y cuando ya estuve tranquilizado del todo baje a ver el final del partido. Faltaban pocos minutos y me senté en mi asiento, que (cosa rara) nadie me había quitado. Al sentarme note que había algo en el bolsillo de la parte de atrás del pantalón. Lo saque y vi que era un papel con el teléfono de la chica y unas letras, que decían que cuando quisiera repetir, solo tenía que marcar ese número. Lo volví a guardar y termine de ver el partido. Al final, me fui a mi casa y al día siguiente le conté a mi amigo todo lo que había pasado, exceptuando lo de la chica, que quería guardar si podía para mí solo…

martes, 18 de junio de 2013

El Cuento Erótico I

Érase una vez una hermosa reina que deseaba ardientemente la llegada de una niña. Un día que se encontraba sentada junto a la ventana en su aro de ébano, se picó el dedo con la aguja, y pequeñas gotas de sangre cayeron sobre la nieve acumulada en el antepecho de la ventana. La reina contempló el contraste de la sangre roja sobre la nieve blanca y suspiró…

   - ¡Cómo quisiera tener una hija que tuviera la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!

Poco tiempo después, su deseo se hizo realidad al nacerle una hermosa niña con piel blanca, labios rojos y cabello negro a quien dio el nombre de _____.

Desafortunadamente, la reina murió cuando la niña era muy pequeña y el padre de _____ contrajo matrimonio con una hermosa y cruel mujer, que se preocupaba más de su apariencia física que de hacer buenas acciones. La nueva Reina poseía un espejo mágico que podía responderle a todas las preguntas que ella le hacía. Pero la única que le interesaba era:

   - Espejo mágico, ¿quién es la más hermosa del reino?

Invariablemente el espejo le respondía:

   - ¡La más bella eres tú!

La vanidad de la Reina vivía satisfecha con la respuesta, hasta que un día, el espejo le respondió algo diferente:

   - Es verdad que Su Majestad es muy hermosa, pero…  ¡_____ es la más hermosa del reino!
Enfurecida, la envidiosa Reina grito:

   - ¿_____ más hermosa que yo? ¡Imposible! ¡Eso no lo tolerare!

Entonces mando llamar a su más fiel cazador.

- ¡Llévate a _____ a lo más profundo del bosque y mátala! Tráeme su corazón como prueba de que cumpliste mis órdenes. Y para que veas que te aprecio…

Se acercó a él y empezó a besarle, mientras una de sus manos bajaba hasta la entrepierna del hombre. Se introdujo en el pantalón y empezó a masajearle el pene muy suavemente al principio y más rápido poco después, hasta que se puso bien duro. En ese momento, la Reina le bajo los pantalones, se bajó ella misma el vestido hasta dejar al aire sus tetas y se agacho para terminar de hacer que el cazador se corriera encima de ellas, a la vez que con su otra mano se masturbaba hasta correrse ella misma. Después de vestirse otra vez los, la Reina volvió a decirle lo que quería de él. El cazador inclinó la cabeza en signo de obediencia y fue en busca de _____, a quien saco del castillo de su padre para cumplir las órdenes de Su Majestad.

   - ¿Adónde vamos? - preguntó la joven.

  - A dar un paseo por el bosque, Su Alteza - respondió el cazador.

El pobre hombre acongojado, sabía que sería incapaz de ejecutar las órdenes de la Reina. Al llegar al medio del bosque, el cazador explicó a _____ lo que sucedía y le dijo:

   - ¡Corre vete lejos de aquí y escóndete en donde la Reina no pueda encontrarte, y no regreses jamás a palacio!

Entonces la chica, que realmente era muy bella, se acercó al cazador y le susurró al oído que si la dejaba marchar, se lo agradecería muy bien. El cazador pregunto que como lo haría, y ella comenzó a besarle muy dulcemente, para desabrocharle la camisa y acariciarle el abdomen, mientras bajaba poco a poco hasta su entrepierna. Al llegar a ella, le bajo los pantalones y se metió la polla en la boca, para empezar a lamerla por la punta y seguir para arriba y para abajo, para arriba y para abajo y después volver a la punta…

El cazador estaba en éxtasis, primero con la madrasta y luego con la hija. Mientras la chica le comía el pene, él empezó a meter la mano por debajo del vestido y a acariciar su coñito, que notaba muy caliente y húmedo. De vez en cuando, la metía dos o tres dedos y la chica gemía de placer…

Al cabo de un rato, _____ se bajó el vestido y dejo sus preciosas tetas al descubierto, mientras seguía masturbando al cazador y este seguía masturbándola a ella. Unos momentos después, la chica noto que se corría y aprovecho el momento para hacer que el cazador también se corriera encima de sus tetas. Se vistieron y el cazador le repitió lo que la había dicho. Que huyera a lo más profundo del bosque y que no volviera a aparecer jamás. Muy asustada por la situación en la que quedaba, _____ se fue llorando, el cazador mató a un jabalí y le sacó el corazón.

   - La Reina creerá que es el corazón de _____ - pensó el cazador - Así la princesa y yo viviremos más tiempo.

_____ se encontró sola en medio de la oscuridad de lo más profundo del bosque. Estaba aterrorizada. No podría volver nunca a su casa y no sabía si podría desenvolverse en esa nueva situación. Creía ver ojos en todas partes y los ruidos que escuchaba le causaban mucho miedo. Corrió sin rumbo alguno. Vagó durante horas, hasta que finalmente vio en un claro del bosque, una pequeña cabaña.

   - ¿Hay alguien en casa? - preguntó mientras tocaba a la puerta.

Como nadie le respondía, _____ la empujó y entró. En medio de la pieza vio una mesa redonda puesta para siete comensales. Sintiéndose segura y al abrigo, subió las escaleras que conducían a la planta alta donde descubrió, una al lado de la otra, siete camas pequeñas.

   - Haré una pequeña siesta - se dijo - ¡Estoy tan cansada!. Entonces se acostó y se quedó profundamente dormida.

La cabaña pertenecía a los siete enanitos del bosque. Eran muy pequeños, tenían barbas largas y llevaban sombreros de vivos colores. Esa noche regresaron de una larga jornada de trabajo en la mina de diamantes.

   - ¡Miren! ¡Hay alguien durmiendo en nuestras camas! Uno de ellos tocó delicadamente el hombro de _____, quien despertó sobresaltada.

   - ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? - preguntaron los enanitos sorprendidos.

_____ les contó su trágica historia y ellos la escucharon llenos de compasión.

   - Quédate con nosotros, aquí estarás segura.  ¿Sabes preparar tartas de manzana? - preguntó uno de ellos.

   - ¡Sí, sí! Puedo preparar casi cualquier cosa - respondió ella muy contenta.

   - La tarta de manzana es nuestro postre preferido - le dijeron.

_____ se ocupaba de las faenas de la casa mientras ellos trabajaban en la mina de diamantes, y en la noche ella les contaba divertidas historias. Sin embargo, los enanitos se sentían inquietos por la seguridad de ____.

   - No hables con extraños cuando estés sola. Y, sobre todo, ¡no le abras la puerta a nadie! - le advertían al salir.

   - No se preocupen. Tendré mucho cuidado - les prometía.

Y así quedaron las cosas. _____ cada día les caía mejor a los enanitos, porque era verdaderamente encantadora. Un día, uno de los enanitos volvió antes de tiempo de la mina de diamantes y encontró a _____ sentada en una silla. El vestido estaba de tal manera que dejaba ver su precioso coñito. Ella no de daba cuenta, pero el enanito sí que lo vio, porque los ojos le quedaban a esa altura. Entonces la chica se dio cuenta de que el hombre estaba allí y le hizo un gesto de que se acercara. Cuando él lo hizo, _____ le cogió muy delicadamente por el gorro y le acercó a su sexo. Cuando estuvo allí, el enanito empezó a usar su lengua para masajear el coñito excitado de la chica. Empezó por la parte de arriba y fue bajando poco a poco, hasta llegar a la parte de abajo. Y volver a empezar. Lo hizo así varias veces y la chica se excitaba cada vez más. De vez en cuando, alargaba sus pequeños brazos y metía un par de dedos en el coñito para que la chica se calentara aún más. Cuando _____ notó que se corría, le dijo a su amigo que se detuviera, le cogió para subirle en una mesa y se bajó el vestido para que el chico viera sus preciosas tetas y se excitara aún más. Así las cosas, le bajo los pantalones, que estaban abultados por la dura erección que tenía el hombre, y con sus propias manos hizo que él también se corriera encima de sus tetas, para después lamerse los dedos y limpiarlos del semen que quedaba en ellos. Como oyeron volver a los demás (que siempre volvían cantando) se vistieron rápidamente y se despidieron, para seguir cada uno son sus labores.

Nadie se enteró de lo anterior y los meses pasaron. _____ era cada vez más hermosa. Leía, bordaba y cantaba hermosas canciones. Algunas veces soñaba que se casaba con un apuesto príncipe. Entretanto, la malvada Reina, convencida de que _____ estaba muerta, había cesado de interrogar a su espejo mágico. Pero una mañana decidió consultarlo de nuevo.

   - ¿Es verdad que yo soy la más hermosa del reino? - preguntó.

   - No, tú no eres la más hermosa, la más hermosa - respondió el espejo - es _____, que sigue siendo la más hermosa del reino.

   - ¡Pero _____ está muerta!  - grito llena de rabia la malvada Reina.

   - No - contestó el espejo - Está viva y habita con los siete enanitos, en lo más profundo del bosque.

La Reina encolerizada mandó buscar al cazador, pero éste se había marchado del palacio muy, muy lejos, para que la reina no lo encontrara jamás. Entonces empezó a pensar como haría para deshacerse ella misma de la joven de una vez por todas. _____ estaba preparando una tarta cuando una vieja aldeana se acercó a la casita. Era la malvada Reina disfrazada de mendiga.

   - Veo que estás preparando una tarta de manzanas - dijo la anciana, asomándose por la ventana de la cocina.

   - Sí - respondió nerviosamente _____ - Le ruego me disculpe, pero no puedo hablar con extraños.

   - ¡Tienes razón! - respondió la Reina - Yo simplemente quisiera regalarte una manzana. Las vendo para vivir y quizás un día quieras comprar. Son deliciosas, ya veras. La Reina cortó un trozo de manzana y se lo llevó a la boca.

   - ¿Ves hijita? Una manzana no puede hacerte ningún mal. ¡Disfrútala! Y se alejó lentamente.
_____ no podía alejar sus ojos de la manzana. ¡No sólo parecía inofensiva, sino que se veía jugosa e irresistible!

No puede estar envenenada, la anciana comió un trozo, se dijo. La pobre _____ se dejó engañar. ¡La malvada reina había envenenado la otra mitad de la manzana! Poco después de haber mordido la manzana, _____ cayó desmayada y una muerte aparente hizo su efecto de inmediato. Allí se la encontraron los siete enanos al regresar de la mina, desmayada en la cocina, cerca de la ventana.

   - ¡Esto, sin duda alguna, es obra de la Reina! - gritaron angustiados, mientras intentaban reavivar a _____.

Pero todo era en vano, la muchacha seguía inmóvil, no daba ninguna señal de vida. Su aliento no empañaba el espejo que los enanitos le ponían cerca de la boca. Los siete enanitos lloraban amargamente la muerte de _____ y no querían de ninguna manera separarse de ella. Tal era su belleza que al verla daba la impresión de que estaba dormida. Posiblemente pensa-ron que era víctima de un hechizo. Entonces, decidieron ponerla dentro de una urna de cristal y hacer turnos para cuidarla. Un día, un joven Príncipe que pasaba por el bosque oyó hablar de la hermosa princesa que yacía en la urna de cristal.

   -¡Como quisiera verla! - pensaba mientras se dirigía a la casa de los siete enanitos.

Al verla, el príncipe se enamoró inmediatamente de ella. ¡Era la joven más hermosa que jamás había visto! Suplicó por favor que le dejaran cuidarla a los siete enanitos. Que el velaría su sueño y la protegería por el resto de su vida. En un comienzo, los enanitos se negaron, pero después aceptaron pensando que _____ estaría más segura en el castillo. Cuando los lacayos del príncipe levantaron la urna de cristal para llevársela, uno de ellos se tropezó y el cofre se sacudió. El trozo de manzana envenenada cayó de la boca de _____. Sus mejillas, hasta entonces de un pálido mortal, comenzaron a teñirse de rosa y sus ojos se abrieron lentamente. Los enanitos no podían contener su alegría, mientras el príncipe se arrodillaba al pie de _____.

   - Deseo con todo mi corazón que seas mi esposa - susurró el príncipe conmovido.

_____, que se había enamorado del apuesto príncipe, le respondió que sí, que sería su esposa.
Al cabo de unas horas, estaban solos en el palacio del príncipe. No había nadie por allí. El príncipe se acercó a _____ y la pregunto si la gustaba su nuevo hogar. Ella respondió que sí, que la encantaba. De repente, agarró al príncipe por el hombro y empezó a besarle en la parte trasera del cuello. El príncipe se dejó hacer y _____ fue pasando de la parte de atrás a la de delante, para desabrocharle la camisa y besarle el pecho, acariciándole a la vez allí donde podía. Fue bajando poco a poco hacia su entrepierna. Cuando llegó a ella, desabrocho el pantalón y empezó a lamer la principesca polla, poco a poco primero y más rápido después, para ponérsela bien dura. Entonces, la cogió con las dos manos y empezó a agitarla de la misma forma que había trabajado hasta entonces, para ponerla todavía más dura. En ese momento, el príncipe la hizo ponerse de pie y la bajo el vestido, quedando al descubierto el preciosísimo cuerpo de ___. La dijo que se diera la vuelta y la penetro por detrás, muy suavemente al principio, durante uno o dos minutos, y luego más fuertemente. Su futura esposa gemía de placer. El príncipe acariciaba las tetas de la chica mientras no paraba de penetrarla uno y otra vez, una y otra vez…

En la habitación había un sofá bastante grande, y al cabo de unos minutos, el príncipe dijo a su prometida que se echara en él. _____, cachonda perdida, así lo hizo y su prometido la penetro de lado, levantándola una pierna para entrara mejor. El sofá se movía al ritmo de las acometidas principescas y de los gemidos placenteros de la chica.

Cuando _____ noto que se corría, dijo al príncipe que fuera más despacio, para correrse los dos a la vez. Su prometido así lo hizo y llegaron los dos al orgasmo como habían previsto. El príncipe se corrió encima del coñito de su chica y _____ dejo todo mojado de sus fluidos el pene de su príncipe azul. Cuando estuvieron totalmente tranquilos, se fueron a la cama, porque al día siguiente tenían que celebrar su casamiento por todo lo alto.

Y efectivamente, la boda se celebró con una gran fiesta. La malvada reina fue perdonada e invitada a la misma. ¡Pero cuando vio la belleza y dulzura de _____, se llenó de tal rabia y envidia, que cayó muerta al instante!

_____ y el Príncipe vivieron felices en un hermoso castillo, y los siete enanitos nunca tuvieron que regresar a trabajar a la mina de diamantes.

Por petición de Diosa Isis

Tumbada en la Cama

Resulta que el mes pasado fui a ver a mi prima en una localidad cercana a mi pueblo y esta estaba acompañada de una amiga que estaba de vicio (alta, morena, guapísima, con unas tetas impresionantes y unas piernas igual de preciosas). La verdad es que solo pensaba quedarme tres días, pero hablando una noche con mi prima de su amiga, esta me dijo que la chica se iba a quedar un mes y yo decidí quedarme ese mes con ellas dos. Durante las dos primeras semanas descubrí que la amiga de mi prima solía quedarse en lencería blanca con liguero sobre su cama todas las noches durante un rato antes de dormirse, porque dejaba abierta la puerta de su habitación un poco por el calor, así que pensé que podía tener alguna oportunidad con ella en esos momentos...

Y ese momento llegó. Una noche, cuando ya llevaba una semana en casa de mis tíos, note que la puerta de la chica estaba un pelín más abierta que de costumbre. Me quede mirándola y vi que tenía un pequeño papel en el picaporte. Como no había nadie allí, lo cogi y lo lei. Decía "entra cuando leas esto" (lo cual era una constatación de que se había dado cuenta de mis pensamientos, jejejejejeje). Yo mire que no hubiera nadie en el pasillo y entre. Alli estaba la chica como siempre estaba a esas horas: tumbada en la cama, con el liguero, la lencería blanca, medias transparentes con la parte de arriba de encaje… Mmmmmm, estaba bellísima y muy deseable. Me acerque a ella y la bese en la espalda. Ella ronroneó un poco y me dio a entender que podía seguir con ello...

Así que seguí besándola en la espalda, bajando poco a poco hacia su precioso culito. La chica gemía con cada beso y yo notaba que se ponía más caliente a cada paso. Cuando llegue a su culito, la baje la braguita blanca y empecé a acariciar su coñito por detrás, que se notaba muy mojado. Mis manos entraban y salían poco a poco del sexo de la chica, hasta que pensé que era mejor usar la lengua para terminar de ponerla a tono. Así que la pase por la parte de arriba de su coñito y baje hasta el final, para después volver a hacerlo varias veces. Después la introduje poco a poco en el sexo de la chica y note que se estremecía de placer. Cuando vi que estaba preparada para ello, me quite los pantalones del pijama y la penetre vaginalmente, primero muy despacio y luego más rápido, para después volver a repetir la operación en esos mismos términos. Poco a poco, rápido, poco a poco, rápido… Esos movimientos notaba que la estaban haciendo llegar al éxtasis, igual que a mí, así que acomode el ritmo de las penetraciones a su ritmo de respiración, hasta que ella se corrió. En ese momento deje de penetrarla e hice que mi leche se derramara por su culito con mi mano. Ella entonces se volvió, me limpio el semen que quedaba en mi polla y se irguió para darme un beso de despedida, que duro bastante...

Al día siguiente, cuando bajamos a desayunar, la chica me guiño un ojo y estuvo muy sonriente durante todas las vacaciones que nos quedaban juntos. Cuando nos despedimos, más o menos una semana después, me dio un papel en el que ponía que volvía al cabo de tres meses a visitar a mi prima…

La Sala de Informatica

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La Azafata

Tenía que hacer un viaje en avión y me toco un aparato precioso, grande, blanco… aunque no consigo recordar la compañía, pero seguro que era un nombre extranjero y tres letras como siglas. Total, que compre el billete, entre en el mismo y me senté en mi asiento. Estuve mirando el interior y era impresionante, los asientos azules, espacio entre ellos…. Como impresionante era una de las azafatas (rubia, encantadora, preciosa, una tetas marcadas que eran un primor, las piernas ni os cuento…, vamos, una belleza de mujer), que además tenía un tatuaje en uno de los costados (parecía una flor…). El resto del pasaje fue entrando y el avión se terminó de llenar y este despegó y el vuelo fue muy, muy bien, sin contratiempos de interés.

Cuando aterrizamos, bajamos del aparato y nos llevaron a la terminal a los asuntos de aduanas, recoger las maletas, etc. Cuando ya habíamos pasado casi todos esos trámites, me di cuenta que me había dejado en el avión un maletín al que tenía mucho cariño y pregunte al policía si podía volver a buscarle y me dijo que si. Así que volví sobre mis pasos y subí otra vez al avión. Me acerque a mi asiento y encontré el maletín en la parte de arriba de asiento, en la parte para el equipaje de mano. Y cuando ya me iba, salió de la cabina de pilotaje (vi que no había nadie más en ella) la azafata que me había cautivado al entrar en el aparato. Me miro y me pregunto qué hacia allí, yo la dije que había vuelto a buscar el  maletín que llevaba en la mano y ella se sonrió de manera muy picarona...

  -¿Qué busca aquí? – preguntó.

  -Un maletín que creo me he dejado por aquí… - respondí yo.

  -Venga, le ayudo a buscarlo… - comento ella.

Y nos pusimos a ello. Buscamos por todo el avión y no aparecía. Ya estaba desesperado, cuando me tocaron en el hombro. Supuse que sería la chica porque no había nadie más. Y efectivamente, era ella, pero lo que paso cuando me volví no era lo que esperaba...

Al darme la vuelta, la azafata me dio un beso tan caliente que me costa mantenerme en pie, por la sorpresa. Pero lo conseguí y la devolví el beso. Después de esta primero, nos dimos unos cuantos más y entonces la chica me empujo contra uno de los asientos del avión. Aterricé más o menos y vi como la chica empezaba a quitarse la ropa, moviéndose como si estuviera sonando música allí mismo. Dios, y como bailaba. Primero se quitó la chaqueta muy sensualmente, después fue la faldita corta. Tengo que reconocer que no vi donde cayeron, porque estaba hipnotizado por las primorosas piernas, las tetas, el abdomen… Mmmmmmm, que buena estaba y como me estaba poniendo... siempre tocándose muy caliente al son de la música que ella sentía oír…

Entonces se acercó a mí y se dio la vuelta, para ponerme sus ricas nalgas en la cara y bailar de esa manera un largo rato. Cuando noto que estaba realmente caliente, se me puso de cara, me volvió a besar y me bajo los pantalones y los calzoncillos. Vio lo dura que estaba mi polla y se la metió en la boca muy despacio, muy despacio. Primero jugueteo con la punta de la misma, usando su lengua (dando vueltas, subiendo y bajando…) durante varios minutos. Después empezó a usar sus manos para masajearla poco a poco, dando vueltas alrededor de ella. Acto seguido se la tragó hasta el fondo varias veces. Seguidamente, se quitó el sujetador y jugo con sus tetas y mi polla durante un largo rato...

Entonces, se bajó las braguitas de una manera tan sensual, que todavía me la puso más dura. Ella lo noto y se puso encima, subiendo y bajando, subiendo y bajando… y gimiendo a cada acometida. A la vez, yo la sujetaba por la cintura y la acariciaba muy suavemente esa zona, cosa que me pareció que la encantaba...

  -¡¡Mmmmmmmmmmmm, follamé, follamé, guapo, follamé duro!! - dijo.

   -Mmmmmmmmm, no parecía en el viaje que fueras tan putita… – respondí.

Eso parece que la excito aún más y me hizo un gesto para que me levantara y la penetrara por detrás. Así lo hice y la metí hasta el fondo varias veces, para después para en la intensidad y hacerlo más despacio durante un raro. A veces la golpeaba la punta de su coñito con mi miembro erecto y volvía a metérsela, primero despacio y después rápido, primero despacio y después rápido… Incluso la acariciaba las tetas muy suavemente de vez en cuando, notando que los pezones se la ponían muy duros y que gemía cada vez más excitada…

Levanté un apoyabrazos sin dejar de estar dentro de ella y, con mucho cuidado, hice que nos tumbáramos en los asientos. Segui penetrándola de costado, mientras con una mano poco a poco hacia círculos en sus tetas, primero en una y luego en la otra… Al cabo de un rato, la levante una pierna y con las manos acaricié la parte de arriba de su coñito, sin dejar de metérsela bien duro. A veces la metía mi pene y dos dedos. La chica estaba a punto de correrse, así que cuando lo note la penetre con más fuerza y la chica empezó a chillar muy fuerte y muy sensualmente hasta que se corrió y dio el chillido más sexy que he oído en mi vida...

La chica se levantó de un salto y me dijo que me corriera en sus tetas, que estaba desenado ver mi leche encima de ella. Así que la complací, masturbándome rápido para derramarla toda mi corrida donde ella lo quería. Al hacerlo, se lamió los pezones y después otra vez me cogió la polla y me la limpio enteramente. Después nos vestimos rápidamente y no lo vais a creer… ¡¡encontramos el maletín al irnos!! Estaba al lado de la puerta y no lo habíamos visto, jejejeje. Al llegar a la puerta, me dio su tarjeta y me dijo que la llamara cuando quisiera. Yo hice lo mismo, apuntándola mi número en un papel que saque de mi maletín. Nos dimos un ardiente beso y nos despedimos, aunque yo todavía volví un momento la vista para verla una vez más antes de que se perdiera detrás del avión… ¡¡Dios, que piernas tenía la condenada!!

El Viaje

Tenía yo unos días de vacaciones y, después de mucho pensarlo y  pensarlo, al final me decidí por Sevilla. ¿Qué por qué? Por su belleza natural, por sus monumentos, por qué tenía cerca Estepona, donde tengo familia y podría acercarme a visitarla… Vamos, que por un poco de todo...

Llegó el día de emprender el viaje y marche para allí. Poco a poco fui bajando desde Santander hasta allí… una porrada de kilómetros, vamos. Como paraba de vez en cuando, el viaje fue más llevadero. Al llegar, después de unas cuantas horas, me inscribí en el hotel donde me había reservado la habitación la agencia de viajes, baje al restaurante, cené y me fui a la cama, decidido a descansar para al día siguiente comenzar a ver la ciudad tranquilamente y descansado, claro.

Al día siguiente me levante totalmente fresco y empecé a dar vueltas por la ciudad. El barrio de Triana, la plaza mayor (donde me hice una foto en el escudo de mi ciudad), la Torre del Oro, el recinto de la Cartuja (donde se hizo la Expo'92), los Reales Alcazares, el Sánchez Pizjuan, el Benito Villamarín, etc. También me acerque a una residencia de estudiantes donde me quede con el colegio cuando hicimos la excursión de fin de curso hacía muchos años. También me acerque a Carmona, a Córdoba y a Málaga ciudad. Total tres días muy divertidos y bien aprovechados. Pero resulto que al ver las fotos en la cámara digital, encontré que en todas estaba la misma chica… una preciosidad de chica, por cierto. Rubia, con unas piernas preciosas, unas tetas encantadoramente seductoras, unos ojazos oscuros impresionantes. Yo pensé que sería una casualidad y lo deje correr... hasta el día antes de irme para Estepona, el último de mi estancia en Sevilla.

Ese día baje a desayunar y me pareció ver a la chica de las fotos. Termine de desayunar y allí seguía la chica. Decidí acercarme a hablar con ella. Resultó que era una guía turística de la ciudad. Ya lo había visto todo, pero para seguir hablando con ella me apunte en su grupo de aquel día. Toda la mañana estuvimos recorriendo la ciudad y ya por la tarde volvimos al hotel. Se despidió de su grupo y me la invite a tomar algo en el bar del hotel. Cuando terminamos, me despedí de ella y volví a mi habitación para hacer una llamada desde el teléfono de allí. Cuando termine de hablar con la persona con la que tenía que hablar, oí que llamaban a la puerta. Me acerque a abrir y allí estaba la guía turística...

Me quede de piedra y menos mal que estaba la cama cerca, que si no me desnuco (la muerte no hubiera sido tan mala, la verdad, después de ver a la chica en mi puerta). Me apoye en ella y me tumbe, tras decir a la chica que pasara. Ella fue a buscar un paño húmedo y me lo puso en la cabeza. Al rato me recupere y la mire. Esta guapísima haciendo enfermera. Ella vio la mirada y se acercó a la cama, se puso encima de mí y empezó a besarme en los labios, en el cuello, en los carrillos… Me levanto la camisa y siguió besándome en el abdomen, bajando hasta la entrepierna. Entonces me bajo los pantalones cortos y los calzoncillos. Cogió la polla y empezó a masajearla de arriba abajo, de arriba abajo. Primero con una mano y después con las dos. Intercambiada lo vertical con lo redondo...

Siguió así durante un rato, hasta que noto que se ponía muy dura, muy dura. Entonces se puso encima de mí, se quitó la camisa y el sujetador y empezó a saltar encima de mi pene. Las tetas, que ya dije que eran preciosas, botaban delante de mi cara y yo las acariciaba cuando podía, pues la chica se lo pasaba tan bien que no me dejaba subir mucho las manos… De vez en cuando, en vez de saltar, se movía hacia detrás y hacia delante y otras veces hacia los lados, con estos movimientos hacia vueltas en redondo sobre mi polla...

   -¡¡Mmmmmmmmmmmmmm, mmmmmmmmmmm, desde que te vi esta mañana deseo follarte!! - dijo.

Yo no dije nada, pero la acariciaba los lados del abdomen. Tenía una piel preciosa y muy suave. De vez en cuando, la lamia los pezones, cuando la chica se acercaba a mi cara para que viera sus preciosas tetas más cerca de la misma.

En un momento dado, la dije que se pusiera a cuatro patas y ella lo hizo. Yo me puse dtras de ella y empecé a masajearla el coñito, primero con una mano y después con la otra. Primero se lo hice en la parte de arriba y después en la de abajo, para de vez en cuando meterla un par de dedos, muy despacio, dentro del mismo. La chica gemía muy bajito y se lamía los dedos con gesto de satisfacción. Cada vez gemía más fuerte y los dos nos poníamos cachondos, cachon-dos, si es que eso era posible, porque notaba que estábamos los dos muy calientes…

Al cabo de un rato, la penetre por detrás y ella se amoldo a mis acometidas y movía el culito a la vez que la penetraba cada vez con más fuerza, para después parar y volver a empezar poco a poco, poco a poco, a la vez que  la acariciaba los pezones de las tetas, uno con cada mano, pellizcándolo muy suave y a veces dándole circulitos con dos dedos. La chica dado grititos de placer cada vez más altos, para después agarrarse fuertemente a la colcha...

De vez en cuando, la golpeaba las nalgas con suavidad primero y un poco más fuerte después, mientras no dejaba de penetrarla por detrás con fuerza y suavidad a la vez, mientras la agarraba de la cintura para de vez en cuando dar más fuerza a las acometidas...

Note que se estremecía, con un escalofrío, a la vez que se corría. Aproveche para detener mis acometidas y darla dos o tres golpecitos en la parte de arriba de su respingón culito. Después estiro su mano para masajearme el pene y que me corriera encima de su culito. Hecho eso, me deje caer en la cama, ella se dio la vuelta y se lamio la mano para quitarse los restos de semen de la misma. Se acarició las tetas con las manos y se tumbó a mi lado. Creo que nos dormimos, porque cuando abrimos los ojos ya era de noche. Nos vestimos y la invite a cenar, para después despedirnos y decirla que se quería ir a verme a Estepona que podía hacerlo. La escribí mi dirección allí y de mi casa y ella también me dio la suya. Nos despedimos con un beso en la puerta del hotel, nos dijimos adiós con la mano y yo pensé que algún día la volvería a visitar allí, en Sevilla o que la invitaría a visitarme en Santander…

El Jardín y las Hamacas

En mi antigua casa, tenía un jardín impresionante lleno de árboles que plantamos entre mi abuelo y yo (mas él que yo, porque tenía mejor mano). La mayoría eran frutales y pusimos algún que otro de adorno, pero todos muy bonitos. Estuvieron allí durante años y años, hasta que mi abuelo murió y quitamos tres o cuatro para poner unas hamacas de esas que salen en las películas colgadas entre dos árboles. Al final pusimos dos de esas y otras dos de las de suelo con reposacabezas. Las usaba mucho, sobre todo en verano, porque me encantaba leer allí sentado o en las de árbol, sobre todo balanceándome en estas últimas. A veces hasta me dormía en ellas y cuando me levantaba era la mejor sensación del mundo, porque parecía que estaba en una isla desierta.

Un día estaba yo en dicha zona, cuando mi madre me aviso que llamaban a la puerta, que fuera a abrir. Yo lo hice y vi que era una chica del pueblo, rubia, con unas piernas impresionan-tes, una melena rubia primorosa, unas tetas ni muy grandes ni muy pequeñas (a mi modo de ver, perfectas). Ya la había visto alguna vez por la plaza y siempre pensaba que me encantaría enseñarla mi jardín y la zona de las hamacas… Pues bien, allí tenía la oportunidad. La pregunte que qué quería y ella me dijo que necesitaba hablar con mi madre de un asunto que la había pedido la suya. Yo la deje entrar y llame a mi madre. Cuando llego esta, se metieron en la cocina y yo me fui a seguir descansando en mi hamaca, viendo mi jardín, que aquel día estaba precioso...
     Al cabo de un rato oigo pasos que viene hacia mí. Pensé que sería mi madre y no hice caso. De repente veo que una sombra planea sobre mí por detrás. Me vuelvo y veo que no es mi madre, sino mi vecina. Me levanto, la saludo y me dice que venía a eso, a saludarme, que hacía mucho que no me veía… la invité a sentarse y estuvimos hablando mucho rato de todo un poco, del tiempo, de política, del barrio, de deportes… Sin avisar, se acercó a mí y me dijo que siempre la había gustado. La dije que ella a mí también y entonces me dio un beso. Yo la abracé y la devolví el beso. Nos tumbamos en la hamaca besándonos y abrazándonos...

Ella empezó a quitarme la camisa y a besarme en todo el pecho, bajando poco a poco. Ella de repente se quitó su camiseta y me dejo ver sus preciosas tetas, que empecé a besar y lamer con mi lengua, primero todas ellas y luego solo los pezones, hasta que note que se pusieron erectos y muy duros. Ella seguía besándome el abdomen y fui bajando hasta que llego a mi pantalón, que me quito y cogió lo que había dentro. Se lo metió en la boca y empezó a lamerlo, primero solo la punta y después en toda su extensión varias veces, primero poco a poco y después rápido… ¡¡Qué bien lo hacia la jodia!!

Entonces se la tragó hasta el fondo una y otra vez, una y otra vez… Al cabo de un rato, la hice levantarse y apoyarse en uno de los árboles que sujetaban las hamacas y la penetre por detrás. Ella pareció excitarse todavía más y yo poco a poco fui subiendo la intensidad de las acometi-das, hasta que pare de repente, la golpee el coñito con la punta de mi polla y empecé otra vez a darla poco a poco, poco a poco, poco a poco… Ella iba subiendo la intensidad de sus gemidos...

   -Hace tiempo que debería haberte follado así, porque me ponías a mil, guapísima - dije.

   -Ya te digo, vecino, ya te digo, mmmmmm. Sigue dándome fuerte, fuerte, mmmmmmmmm –respondió.

Al rato, poco a poco paré y me dijo que me sentara en la hierba. Así lo hice y ella se me sentó encima, de frente hacia mí. Empezó a subir y bajar, a subir y bajar despacio primero y más rápido después. Me encantaba ver sus tetas botando delante de mi cara. De vez en cuando, la lamia los pezones y se notaba que se ponían duros, duros. De repente, decidí levantarme y agarrarla muy bien, para follarla en el aire, apoyada en la corteza del árbol. Subía y bajaba, subía y bajaba… y gemía que la encantaba que la corteza del árbol la raspara la espalda, que la ponía muy cachonda, que siguiera… y yo seguía, primero poco a poco, acari-ciando su espalda y después más deprisa, besándola muchas veces, unas veces en los labios, otras en el cuello, otras en los pezones, otras en las tetas… La chica se estremecía de placer, por los gemidos que soltaba de vez en cuando…

La deje que pusiera los pies en el suelo y ella se agachó hasta tener mi polla entre sus tetas. Me dijo que las follara y así lo hice, acariciándola los laterales de las tetas de vez en cuando. Al final me corrí en esa posición, dejándola toda blanca esa zona, a la ve que ella también se corría, como note porque se estremeció. Ella aprovechó que estaba cerca de su boca para lamerme el semen que me quedaba en el pene y tragárselo todo entero, además de lamerse los dedos como si se hubiera dado un festín...

Vi una hoja caída y con ella la hice un pase por todo su cuerpo, muy despacio, repitiendo algunos lugares varias veces, cuando veía que se estremecía de placer… Esos lugares eran la parte de atrás de la oreja y del cuello, sus peones, su abdomen, su coñito… La chica creo que se volvió a correr del gusto que la produjo la hoja. Al cabo de un rato, nos vestimos y ella me pidió la hoja, que se la iba a quedar como recuerdo de esa tarde… La ofrecí un refresco al llegar a la cocina y yo tomé otro. Al cabo de un rato, me dijo que ya volvería por aquí (imagine que a repetir, jejejejeje) y se fue. Yo volví a mi hamaca y me quede dormido un rato, pensando en lo que había sucedido hacía poco allí mismo…

La Camiseta

Mi urbanización es bastante grande y en forma de "L". Tiene cinco portales, pero dos entra-mos por el mismo sitio, el portal 1 y el portal 2. Pues por este último (que no es el mío, en el que llevo viviendo unos meses) empezó a entrar de un tiempo a esta parte una chica guapísima, una preciosa morena, con unas piernas encantadoras, un pelo muy bonito, una sonrisa muy bella y unas tetas preciosas. Tengo que reconocer que cuando coincidíamos en la entrada me quedaba mirándola sin que se diera cuenta, pero creo que no lo conseguía, porque a veces vi que la chica tenía una sonrisa picarona, lo cual quería decir que la muy pillina se había dado cuenta de lo que hacía.

Un día yo estaba en la puerta de entrada y ella en la de su portal, y vi que llevaba una camiseta blanca y cuando yo entre ella se volvió encontré que era la camiseta de mi equipo favorito. Hay me gusto mas y creo que ella lo noto, porque sonrío todavía más y se metió en su portal. Pero también creo que me hizo una seña para que la siguiera, pero como no estaba seguro, no lo hice ese día. Pero tres o cuatro días después, la volví a ver con la camiseta y esta vez sí, vi claramente que me hacía una seña de que la siguiera, así que por si acaso lo hice y llegamos a la puerta de su casa, que estaba en el segundo piso, al fondo a la izquierda.

Entramos en su casa y me dijo que me sentara en el sofá, que ahora volvía. Así lo hice y tardo un rato en volver. Cuando lo hizo, casi me da un pasmo… Apareció por detrás mío y después de besarme en la parte de atrás del cuello, se pudo delante mío… solo con la camiseta de nuestro equipo preferido. ¡¡Dios, que buena estaba de blanco!! Sus tetas, sus piernas… madre mía, que requetelinda estaba...

  -Me pareció que te gustaba mucho tal como estoy, jejejejejejeje – me dijo la chica.

  -Ya te digo, ya te digo… - balbucí, porque no podía hablar de impresionado que estaba de ver asi de sexy a mi vecina…

Aun alucinaba, cuando la chica se acercó a mí y me dio un beso la frente, para ir bajando hasta llegar a mi boca. Allí repitió la cosa, pero estaba vez ya la respondí, a la vez que por debajo de la camiseta la acariciaba las tetas. Note que sus pezones se empezaban a poner duros y ella me susurro que también notaba como se ponía dura otra cosa más abajo...

Mientras yo la levantaba un poco la camiseta para lamerla los pezones, poco a poco, poco a poco… ella pasaba sus manos por mi entrepierna varias veces, arriba y abajo. Me volvió a susurrar que notaba cada vez más dura esa zona. Los dos seguimos como estábamos, poniéndonos muy, muy calientes...

Después de unos minutos, ella empezó a bajar hacia mi entrepierna. Cuando llegó, me bajo los pantalones, me agarró el pene y empezó a masajeármelo poco a poco primero, más rápido después… estuvo así un rato y después se la metió en la boca, notando yo como jugaba con su lengua en la punta de la misma. ¡¡Madre mía, que rato estaba pasando!! Se la tragó hasta el fondo, una, dos, tres veces. .... Al rato, cambió de táctica y usó las dos manos para masajearme el pene y ponerlo bien, pero que bien duro...

Unos minutos después, me susurro que quería que la follara. La dije que se tumbara en el sofá, la subí un poco la camiseta (pero sin quitársela) y empecé a acariciarla su coñito, que note que estaba muy mojado, poco a poco, poco a poco… primero en la punta y después la parte de abajo y vuelta a empezar…. Al cabo de un rato, la junté las piernas y se las levante. Así la penetre varias veces, las cuales la chica gemía de placer, cada vez más fuerte… A veces se la metía hasta el fondo, a veces solo la punta, a veces hasta la mitad, a la vez la acariciaba las tetas y, de vez en cuando, la daba unos azotitos en su bello culo, a los cuales ella respondía moviéndose hacia los lados para que notara su coñito húmedo…

Unos minutos después, a la vez que intentaba no dejar de lamerla los pezones mientras me sentaba en el sofá, ella se colocó encima de mí y empezó a subir y bajar, a subir y bajar con mi polla dentro de ella… Cada vez que notaba mi piel en sus nalgas chillaba de placer muy, muy alto…

   -¡¡Así, si, así, si…. más fuerte, follamé mas fuerte… Métemela más adentro…!!

Cada vez que gritaba, notaba yo que temblaba de gusto, porque tenía sus pezones en mi boca, lamiendoselos cada vez que me dejaban sus acometidas, porque estaba de cara a mi.. ¡¡Joer, que buena que estaba y que requetebonitas tenía las tetas…!!

Al cabo de unos minutos, ella noto que nos íbamos a correr, ella me dijo que parara. Lo hicé y cogió en sus manos mi polla y, masturbándola, hizo que mi leche se derramara entre la parte de atrás de su culo (donde el tanga deja la marca) y mis muslos. Después la vi como se llevaba los dedos a la boca y se los chupo para no dejar nada de mi leche sin usar...

Al terminar, me pregunto si me había gustado que se dejara la camiseta del ____ _______ mientras follabamos. Ya la dije que me había encantado, que habría que repetirlo, etc., etc., etc… Estuvimos un rato hablando del barrio, del equipo, de las familias y de muchas cosas mas. Tomamos un par de refrescos  y nos despedimos quedando para otro dia, a lo que igual imagináis, jejejejeje…

domingo, 24 de marzo de 2013

Encima de Mi


N. del A.: Puede que sea un relato un poco raro, pero lo soñe asi, que le vamos a hacer

Habíamos ido de compras a un centro comercial de un pueblo cercano y estábamos volviendo a nuestra casa, cuando en el portal vimos a una chica muy guapa, con una camiseta ajustada (que la hacía tener unas tetas preciosas) y un pantaloncito pirata (unas piernas increíbles, lo que se podía ver de ellas, claro), además de ser muy bella y tener el pelo negro rizado muy bonito. Yo pensé que ya podría ser amiga mía para poder contemplarla más tiempo, porque estaba bien buena. Entramos en el garaje y cuando subimos al portal mi madre la vio más de cerca y me dijo que le dijera que entrara, que era la hija de un amigo suyo que estaba espe-rando (hasta entonces no la había visto bien) y que se iba a quedar esa noche con nosotros. La pregunte porque y me contesto que porque sus padres se iban a una boda y no querían dejarla sola. Yo pensé que era evidente, porque como se supiera que semejante bombón estaba solo, podía arder Troya allí donde viviera. Total, que la deje entrar, nos saludamos y subimos a nues-tra casa, cenamos y nos fuimos a dormir (nuestra invitada en el sofá, porque no hubo manera de convencerla de que la dejaba mi cama y dormía con mi madre, porque en su habitación tiene dos camas, una vacía).

Al cabo de un rato de estar todos durmiendo, empecé a oír ruidos en el piso de abajo y me pareció oír como se abría una puerta y como alguien empezaba a subir las escaleras hacia mi habitación. Me empecé a asustar y a temblar. Entonces note como alguien intentaba abrir la puerta de mi habitación muy despacio…
Cuando la puerta se abrió, pensé que era un ladrón que había entrado en casa, porque no se me paso por la cabeza que pudiera ser quien acabo siendo. Así que me arrebuje con las sabanas, esperando que el intruso no me viera.

Más bien acojonado y pensando que podría haber pasado abajo (donde dormía mi madre), espere a ver qué pasaba cuando se abriera la puerta del todo. Y cuando se abrió la puerta me quede sorprendido al ver que era la chica que mi madre había dejado dormir en el salón porque era la hija de un muy amigo suyo. Me relaje y baje las sabanas para ver que podría querer la chica.

Esta entro del todo en la habitación muy despacio, porque creo que se dio cuenta de que me había asustado. Cuando ya estaba dentro, encendió la luz y vi que llevaba un camisón transparente que dejaba ver un bikini negro muy, muy sexy.

Cerró la puerta y encendió una pequeña radio que yo tenía cerca de la tele. El volumen estaba bajito (para que no se oyera fuera de la habitación), pero bastante alto para lo que vino a continuación, jejejejeejjejejeje. Y eso fue que empezó a bailar de manera muy sexy, al ritmo de la canción que sonaba en la radio (que para ser sincero, no recuerdo cual era). Mientras se movía, se fue quitando el camisón, que tiro cerca de la puerta de la terraza. Siguió bailando y acercándose poco a poco a mí. Entonces se quitó las braguitas y me las tiro. Yo las cogí, las olí (lo hacían divinamente) y me las guarde debajo de la almohada. Ella siguió bailando y ya casi en la cama se quitó el sujetador, lo tiro al aire en uno de los movimientos de su sexy baile y fue a caer encima de la lámpara de noche.

Levantó las sabanas y entonces se acercó a mí, empezó a quitarme la ropa de manera muy sensual y cuando acabó me beso apasionadamente, para después empezar a bajar por mi abdomen hasta llegar a mi polla, que lógicamente estaba bien dura. La masajeo un rato y, de repente, se subió encima de mí. Empezó a moverse como si estuviéramos follando arriba y abajo, arriba y abajo… Nuestros dos cuerpos desnudos empezaron a sudar por el calor que desprendíamos con esos frotamientos, ejejejejjeje…

Al cabo de un rato, paró, se bajó de la cama para dar la vuelta y volver a subirse por la parte de atrás. Lo hizo y entonces me cogió la polla, pasó su lengua por ella varias veces (en diferentes direcciones) y después se la metió en la boca. Empezó a chuparla de arriba abajo, jugando con su lengua en la punta de vez en cuando. A veces paraba para pasar sus manos por ella de derecha a izquierda, acariciándola lentamente. Todo eso sin dejar de mirarme a los ojos con una mirada muy, muy picara y eso me ponía muchísimo.
Volvió a metérsela en la boca y empezó a jugar con ella y su lengua poco a poco, poco a poco. Al cabo de unos minutos, note que me corría y ella también debió de sentirlo, porque empezó a chupar más fuerte, hasta que vi cómo le caía semen de los labios y ella se relamía de gusto varias veces. Volvió  a chupar hasta que no quedo nada de leche en mi polla. Después se tumbó a mí lado durante un rato y cuando este paso nos despedimos y ella volvió a bajar al sofá hasta la mañana siguiente, después de recoger su ropa y volver a 
ponérsela de manera muy, muy sexy.

A la mañana siguiente, al desayunar nos guiñamos un ojo y ella se fue. Por la tarde, cuando miraba detrás de un cojín, encontré una nota donde decía que debíamos volver a quedar y repetirlo, incluso ir más allá…

jueves, 24 de enero de 2013

El Balcón de mi Vecina


     Vivo en una urbanización compuesta de tres bloques de pisos en paralelo unos a otros, con lo que los de un bloque ven los balcones del siguiente. Y en esto mi piso tenía unas vistas espectaculares. Delante de mi balcón, a unos metros que no imposibilitaban una perfecta visión, vivía una chica rubia muy guapa y sexy, porque sus vestidos dejaban entrever unas tetas preciosas, un culito respingón y unas piernas esplendidas. Cuando ella salía, yo hacía que buscaba algo y no la quitaba ojo hasta que se volvía a meter en su casa.

     En eso estábamos cuando recibí una llamada del administrador de la comunidad para que ayudara a una vecina a organizar unos papeles, pues sabía que trabajaba con archivos. Yo le dije que sí y me dio la dirección. Le comente que iría a los dos días por la mañana. El me dio las gracias y dijo que avisaría a la chica.

     Llegó el día y me dirigí a la dirección que me indico el administrador. Llegue y llamé al timbre… ¡¡quedándome de piedra!! La chica que necesitaba ayuda era a la que yo miraba a hurtadillas. La saludé como pude y ella me dijo que entrara. Me llevó a la habitación donde tenía los papeles y me dijo que cuando terminara la avisara, dándome las gracias por ayudarla. Estaba preciosa, con un top blanco que marcaba sus tetas y unos pantaloncitos cortos, cortos que hacía que sus piernas fueran espectaculares.

     Me olvide de la chica y empecé a trabajar en los documentos. Me llevó un tiempo medio ordenarlos todos. Cuando estuvieron todos colocados, llame a la chica y la explique cómo estaba todo ordenado. Ella me dio las gracias otra vez y me dijo que cuando recogiera unas cosas que había llevado me esperaba en el balcón. Yo la dije que muy bien y al cabo de unos minutos fui para allá.

     Cuando llegue, ella estaba preciosa, apoyada en la barandilla del balcón. Se volvió y se acercó a mí y me besó. Yo se lo devolví y cuando pude la pregunte que qué hacía.

  -Pagarte tu ayuda, amigo mío. Eso y las miraditas de deseo que veo todos los días – me respondió. Yo mientras pensaba que como demonios se podría haber dado cuenta de eso.

     La verdad es que no tuve mucho tiempo de seguir pensando, pues dicho eso se hecho en una tumbona que estaba en el balcón, a la derecha de la puerta, y yo la levante poco a poco el top, mientras la acariciaba sus preciosas tetas con una mano. Cuando conseguí quitarla el top entero, empecé a lamérselas poco a poco y muy suavemente. A la vez, procedí a acariciar su coñito con la mano izquierda, también muy suavemente. Al cabo de un rato pare y volví a empezar un poco más fuerte, combinando las dos formas durante un rato. Mi vecina se movía al ritmo de mis manos y mi lengua.

     Al cabo de un rato, empecé a bajar poco a poco por el abdomen de mi vecina hasta llegar a sus pantalones cortos. Allí metí la mano por ellos y empecé a masajear el coñito de la chica, que poco se iba calentando. Lo notaba porque cada vez estaba más mojadita. Poco a poco empecé a bajarla los pantaloncitos, mientras no dejaba de masajear el interior de los mismos. Cuando se los quite del todo, mi lengua comenzó a hacer lo mismo que estaban haciendo mis dedos anteriormente. Poco a poco la chica se ponía más caliente mientras seguía jugando con mi lengua en los bajos de mí vecina.

  -Ooooohhhh,siiiiiiiiiiii. Ooooohhhh, siiiiii. Siiiigueeeee, siiiigueeeee… - gemía la chica.

     Como la chica disfrutaba, yo seguí un rato más acariciándola el coñito y cuando vi que estaba preparada me quite los pantalones y la penetre muy despacio, para notar como ella se acomodaba al ritmo de mis embestidas, al principio muy despacio y luego más fuertes, para en un tiempo usar primero una técnica y luego la otra, primero muy despacio y luego más rápido, para luego hacerlo al revés y a la tercera otra vez como la primera y vuelta a empezar…

     Al cabo de un rato, la dije que se levantara, me apoye contra la pared del balcón, la agarre por la cintura y la penetre por detrás, quedándose ella de pie. Mientras entrabamos y salíamos, una de mis manos acariciaba sus tetas y su coñito, mientras la otra acariciaba su abdomen mientras la aguantaba. Los dos nos movíamos al compás mientras poco a poco notaba como se iba calentando la pared a mis espaldas…

     Un tiempo después, la chica me dijo que me tumbara en la tumbona y se puso encima de mí. Se estiro hacia atrás y mientras saltaba encima de mi polla, yo acariciaba sus tetas con las dos manos, primero haciendo círculos sobre ellas y después acariciando poco a poco sus pezones erectos, luego al revés y después vuelta a lo primero… Cuando noto que se corría, se paró y con sus manos masturbó mi polla hasta que mi leche se vertió sobre la zona superior de su coñito, cerca de su abdomen.

  -Mmmmmmm, que bueno, amigo. Follas muy bien, vecino- decía mientras saboreaba mi leche sobre sus dedos en su boca.

     Unos minutos después de terminar, nos tumbamos los dos en la tumbona hablando de todo un poco y de esto y aquello, sin ser nada en concreto. Después nos vestimos y ella fue a buscar un par de refrescos, que nos tomamos en el balcón tranquilamente. Una hora después, con el calentón ya más calmado, nos despedimos con la promesa de repetirlo algún día…

El Garaje Sexy


     Mi familia vive en una urbanización privada, pero el garaje es comunitario para todos los que allí habitan. Por lo tanto nos conocemos todos de dejar aparcado el coche en la respectiva plaza. Pues bien, cuando coincidíamos en el garaje yo no quitaba ojo a una A) chica de pelo castaño muy sexy, de tetas y piernas preciosas/B) chica de sexy pelo rubio en media melena, a veces rizado, a veces liso, de piernas preciosas y tetas muy ricas, pues me parecía que era guapísima y que estaba muy bien, además de parecer muy simpática. Solíamos coincidir bastante a menudo y creo que ella se daba cuenta…

     Un día yo entre con el coche y mientras hacia las maniobras de aparcar, entro otro coche y se fue para la parte contraria a la mía, pero me pareció que era la chica a la que yo no quitaba ojo. Pero bueno, como se fue para el otro lado, pues yo seguí aparcando. Cuando terminé, baje del coche y cuando ya me disponía a cerrar el coche, oí unos pasos que se acercaban en mi dirección. Mire a ver quién era y resulto ser la chica que yo idolatraba con los ojos. Llevaba un pantaloncito a cuadros blancos y negros a media pierna y una camiseta a juego que la hacía estar más guapa que nunca. Cuando llego a mi altura, dijo que si podía dedicarla unos minutos.

  -Pues claro que sí. ¿Qué necesitas? – respondí yo.

  -A ti, vecino. Que siempre noto que tienes los ojos pegados en mí, pero nunca puedo ver si pegas algo más que el ojo, jejejejeje – dijo ella, mientras con una risita pícara se acercaba a mí y me besaba.

     Yo la respondí y como pude abrí la parte trasera del coche y la tumbe en el asiento, mientras la quitaba el pantaloncito que llevaba y la besaba en el abdomen repetidas veces, a la vez que ella se metía la mano en las braguitas para acariciarse el coñito. Al cabo de un rato, la baje las braguitas y con mi lengua empecé a lamerla su coñito. Ella se movía al ritmo de mis lametones y empezaba a gemir muy bajito. Poco a poco, mis lametones iban subiendo de intensidad, para entonces parar un par de segundos y volver a empezar.

     Después de estar un rato así, ella se levantó, se quitó la camiseta y yo empecé a lamerla las tetas, mientras que con la mano seguía con las caricias en la parte baja. Sus pezones se empezaron a poner erectos y yo los lamia con más fuerza al notar eso. Ella me acariciaba la espalda a la vez que todo lo anterior y de vez en cuando bajaba para meter una de sus manos por la parte de atrás de mi pantalón, lo que hacía que cierta parte de mi anatomía se pusiera más dura…

     Viendo la situación, la dije que saliera del coche y que se apoyara en la parte de atrás del coche. Me despojé del pantalón, la abrí de piernas y la penetre por detrás, primero muy despacito y después más rápido, repitiendo la operación varias veces, parando y volviendo a empezar, parando y volviendo a empezar… Ella se ponía cada vez más caliente y se movía al compás de mis acometidas.

  -Te gusta, eh, putilla mía – decía yo, mientras compaginaba las penetraciones con unas caricias en sus tetas.

  -Siiii, mucho. Siiigueeeeeee, sigueeeee. Dame duro, mmmmmmmm - dijo ella, haciendo que mi pene se introdujera más en su coñito.

     Después de un rato, la dije que se cambiara a la parte de delante del coche. Pusimos una manta que había en la parte de atrás sobre el capó y ella se tumbó encima. Tras empezar a lamerla otra vez las tetas, empecé a bajar hacia su coñito poco a poco. Al llegar a él, la metí dos dedos, poco a poco durante un rato. Después la penetre con un rítmico movimiento a la vez la acariciaba por turnos las tetas y el resto de su espléndido cuerpo, mientras ella cada vez más fuerte…

  -Mmmmmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmm, que bien me follas. Dale, dale más.

     Un rato después, ella me indico que me pusiera de pie y yo lo hice. Ella se arrodilló y comenzó a lamerme la punta de mi polla y yo note que llegaba al éxtasis por lo bien que lo hacía. Ella siguió hacia abajo, aguantando en el fondo unos diez segundos, para volver a subir y volver a bajar varias veces. Yo la acariciaba las tetas y ella hacía lo mismo con su coñito. Al cabo de unos minutos, agarró mi polla con la mano y empezó a masturbarla hasta que eyacule encima de sus tetas. Ella lamió la punta para limpiarla toda entera  y mientras nos vestíamos hablamos sobre todo un poco. Al cabo de un rato, recordé que tenía en el maletero unos refrescos, así que los saque, le ofrecí uno y nos los bebimos mientras se nos pasaba el calentón. Al final recogí la manta y la acompañe a su piso, donde me dijo que si algún día quería repetir, que la avisara. Yo la dije que de acuerdo, la di un beso de despedida y me fui a mi casa.

La Embajada Caliente

     Soy el hijo de un diplomático que ha pasado por varios países del mundo, siguiendo los destinos de mis padres. La verdad es que tengo amigos en casi todos ellos, unos más cercanos y otros no tanto, como todo el mundo.

     El último destino de mis padres era un país latinoamericano, cercano a Colombia y debajo de Panamá. Habían llegado allí hacia unos meses y en ellos tuvimos que asistir a muchas fiestas en otras embajadas a las que nos incitaban para dar la bienvenida a mis padres. En todas nos lo pasamos genial, así que cuando tuvimos una oportunidad, decidimos hacer nosotros una para agradecer todas las atenciones que nos dieron. Así que organizamos una en nuestra sede e invitamos a todos los que nos invitaron a nosotros. E hicimos que entrara gente que no pertenecía a ninguna embajada, así como simples civiles.

     La fiesta fue un sábado y vino mucha gente. Pero a mí me llamó la atención desde el principio una pelirroja guapísima y con unos ojos preciosos, con un vestido negro de noche con un escote que dejaba ver sus preciosas tetas y sus inmejorables piernas. No la quite ojo en toda la tarde-noche, porque me hacía pensar en cosas muy calientes…

     La cosa es que, en un momento avanzado de la fiesta, yo subí al segundo piso para buscar un libro que me había pedido mi madre. Buscando y buscando por todas las habitaciones, no terminaba de encontrarlo. En estas llegue a una habitación donde ya pensaba que iba a encontrar el dichoso volumen. Pero cuando ya llevaba un rato buscándolo, note con el rabillo del ojo que se abría la puerta. Me volví y vi que la que entraba era la chica que me había traído loco toda la fiesta. Me acerque a ella, la salude y la dije que qué buscaba, que si la podía ayudarla a encontrarlo…

  -Pues claro que puedes ayudarme. A ti, cariño. Te busco a ti –me respondió ella.

  -¿A mí? – pregunte extrañado.
  -Si, a ti. He notado que no me has quitado el ojo de encima… - dijo ella.

     Y dicho eso me beso en el cuello y después paso a hacerlo en los labios. Yo la correspondí y estuvimos así un rato, hasta que nos dimos cuenta de que había una mesa en la habitación. Entonces ella me tumbó sobre ella y siguió besándome, mientras yo acariciaba su culito por dentro de la parte trasera del vestido. Ella empezó a bajar por mi cuello, mi abdomen (después de abrir la camisa y retirar la camiseta) hasta que llegó a la parte baja del mismo. Allí abrió la cremallera del pantalón (no llevaba cinturón), bajo el mismo y cogió mi polla con la mano para metérsela en la boca muy poco a poco, despacito. Con su lengua jugo unos segundos con la punta, para luego ir bajando con su lengua por toda la extensión erecta de la misma. Subió y bajó unas cuantas veces por la misma, primero muy despacito y luego más rápido. De vez en cuando la masturbaba con una de sus manos. A mí todo eso me ponía a mil… y más viendo sus esplendidas tetas por el escote del vestido.

     Esa visión me decidió a levantarla y a quitarla el vestido para lamer esas tetas que llevaba viendo un rato. Así lo hice y note como sus pezones se empezaban a poner erectos. Yo aproveche el momento y comencé a lamer el de una teta, mientras con una mano acariciaba el otro. Unos minutos después cambié de teta e hice lo mismo, pero al revés que antes. _____ gemía muy caliente…

  -Oooooh, siiiii. Oooooh, siiiiii. Fóllame, nene, fóllame fuerte.

     Viendo que la chica estaba decidida, me levante de la mesa, la puse a ella y con mucho cuidado la quité las braguitas, acariciando a la vez sus bellas piernas. Después me puse un preservativo y la penetre fuertemente, entrando y saliendo varias veces de esa manera. Unos minutos después pare, golpee con mi polla la parte superior de su clítoris excitado y volví a penetrarla, esta vez mucho más suave y poco a poco, poco a poco… mientras seguía acariciando sus tetas, pues la chica estaba de cara a mí…

  -Te gusta, ¿eh, zorrita? – dije, mientras seguía follándola.

  -Me gusta mucho, amigo mío. Dale más, más, más fuerte.. - dijo ella, acercándose un poco más a mí, para notar más dentro de ella mi polla.

     A los pocos minutos, la di la vuelta, me puse detrás de ella y la penetre por el culito, recibiendo a cambio un gemido de placer máximo. Poco a poco empecé a meterla más y más adentro… hasta que conseguí un rítmico dentro y fuera, dentro y fuera que hacía que _____ se estuviera poniendo a mil. A veces la pegaba un azotillo en cada nalga, primero una y luego la otra y volvía a empezar el mete-saca, mete-saca… Al cabo de un rato, además de follarla como lo estaba haciendo, con una mano acariciaba su coñito desde atrás y metía un par de dedos en él mismo.

     Tras unos minutos así, pare de follarla por el culo, me quite el preservativo y tras masturbar mi polla un poco ella y un poco yo, me corrí encima de sus tetas, lamiéndome ella el semen que quedaba en la punta de mi pene. Tras unos minutos abrazados y besándonos, nos vestimos mutuamente y volvimos a la fiesta de la embajada, no sin antes intercambiarnos nuestros e-mails para volver a vernos al cabo de un tiempo y yo encontrar el libro que buscaba. Al terminar la fiesta e irme a mis habitaciones, la volví a ver a lo lejos. Ella también me vio a mí y nos mandamos un beso y un saludo con la mano, los dos con una sonrisa muy picarona, jejeejjeje.