martes, 18 de junio de 2013

El Cuento Erótico I

Érase una vez una hermosa reina que deseaba ardientemente la llegada de una niña. Un día que se encontraba sentada junto a la ventana en su aro de ébano, se picó el dedo con la aguja, y pequeñas gotas de sangre cayeron sobre la nieve acumulada en el antepecho de la ventana. La reina contempló el contraste de la sangre roja sobre la nieve blanca y suspiró…

   - ¡Cómo quisiera tener una hija que tuviera la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!

Poco tiempo después, su deseo se hizo realidad al nacerle una hermosa niña con piel blanca, labios rojos y cabello negro a quien dio el nombre de _____.

Desafortunadamente, la reina murió cuando la niña era muy pequeña y el padre de _____ contrajo matrimonio con una hermosa y cruel mujer, que se preocupaba más de su apariencia física que de hacer buenas acciones. La nueva Reina poseía un espejo mágico que podía responderle a todas las preguntas que ella le hacía. Pero la única que le interesaba era:

   - Espejo mágico, ¿quién es la más hermosa del reino?

Invariablemente el espejo le respondía:

   - ¡La más bella eres tú!

La vanidad de la Reina vivía satisfecha con la respuesta, hasta que un día, el espejo le respondió algo diferente:

   - Es verdad que Su Majestad es muy hermosa, pero…  ¡_____ es la más hermosa del reino!
Enfurecida, la envidiosa Reina grito:

   - ¿_____ más hermosa que yo? ¡Imposible! ¡Eso no lo tolerare!

Entonces mando llamar a su más fiel cazador.

- ¡Llévate a _____ a lo más profundo del bosque y mátala! Tráeme su corazón como prueba de que cumpliste mis órdenes. Y para que veas que te aprecio…

Se acercó a él y empezó a besarle, mientras una de sus manos bajaba hasta la entrepierna del hombre. Se introdujo en el pantalón y empezó a masajearle el pene muy suavemente al principio y más rápido poco después, hasta que se puso bien duro. En ese momento, la Reina le bajo los pantalones, se bajó ella misma el vestido hasta dejar al aire sus tetas y se agacho para terminar de hacer que el cazador se corriera encima de ellas, a la vez que con su otra mano se masturbaba hasta correrse ella misma. Después de vestirse otra vez los, la Reina volvió a decirle lo que quería de él. El cazador inclinó la cabeza en signo de obediencia y fue en busca de _____, a quien saco del castillo de su padre para cumplir las órdenes de Su Majestad.

   - ¿Adónde vamos? - preguntó la joven.

  - A dar un paseo por el bosque, Su Alteza - respondió el cazador.

El pobre hombre acongojado, sabía que sería incapaz de ejecutar las órdenes de la Reina. Al llegar al medio del bosque, el cazador explicó a _____ lo que sucedía y le dijo:

   - ¡Corre vete lejos de aquí y escóndete en donde la Reina no pueda encontrarte, y no regreses jamás a palacio!

Entonces la chica, que realmente era muy bella, se acercó al cazador y le susurró al oído que si la dejaba marchar, se lo agradecería muy bien. El cazador pregunto que como lo haría, y ella comenzó a besarle muy dulcemente, para desabrocharle la camisa y acariciarle el abdomen, mientras bajaba poco a poco hasta su entrepierna. Al llegar a ella, le bajo los pantalones y se metió la polla en la boca, para empezar a lamerla por la punta y seguir para arriba y para abajo, para arriba y para abajo y después volver a la punta…

El cazador estaba en éxtasis, primero con la madrasta y luego con la hija. Mientras la chica le comía el pene, él empezó a meter la mano por debajo del vestido y a acariciar su coñito, que notaba muy caliente y húmedo. De vez en cuando, la metía dos o tres dedos y la chica gemía de placer…

Al cabo de un rato, _____ se bajó el vestido y dejo sus preciosas tetas al descubierto, mientras seguía masturbando al cazador y este seguía masturbándola a ella. Unos momentos después, la chica noto que se corría y aprovecho el momento para hacer que el cazador también se corriera encima de sus tetas. Se vistieron y el cazador le repitió lo que la había dicho. Que huyera a lo más profundo del bosque y que no volviera a aparecer jamás. Muy asustada por la situación en la que quedaba, _____ se fue llorando, el cazador mató a un jabalí y le sacó el corazón.

   - La Reina creerá que es el corazón de _____ - pensó el cazador - Así la princesa y yo viviremos más tiempo.

_____ se encontró sola en medio de la oscuridad de lo más profundo del bosque. Estaba aterrorizada. No podría volver nunca a su casa y no sabía si podría desenvolverse en esa nueva situación. Creía ver ojos en todas partes y los ruidos que escuchaba le causaban mucho miedo. Corrió sin rumbo alguno. Vagó durante horas, hasta que finalmente vio en un claro del bosque, una pequeña cabaña.

   - ¿Hay alguien en casa? - preguntó mientras tocaba a la puerta.

Como nadie le respondía, _____ la empujó y entró. En medio de la pieza vio una mesa redonda puesta para siete comensales. Sintiéndose segura y al abrigo, subió las escaleras que conducían a la planta alta donde descubrió, una al lado de la otra, siete camas pequeñas.

   - Haré una pequeña siesta - se dijo - ¡Estoy tan cansada!. Entonces se acostó y se quedó profundamente dormida.

La cabaña pertenecía a los siete enanitos del bosque. Eran muy pequeños, tenían barbas largas y llevaban sombreros de vivos colores. Esa noche regresaron de una larga jornada de trabajo en la mina de diamantes.

   - ¡Miren! ¡Hay alguien durmiendo en nuestras camas! Uno de ellos tocó delicadamente el hombro de _____, quien despertó sobresaltada.

   - ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? - preguntaron los enanitos sorprendidos.

_____ les contó su trágica historia y ellos la escucharon llenos de compasión.

   - Quédate con nosotros, aquí estarás segura.  ¿Sabes preparar tartas de manzana? - preguntó uno de ellos.

   - ¡Sí, sí! Puedo preparar casi cualquier cosa - respondió ella muy contenta.

   - La tarta de manzana es nuestro postre preferido - le dijeron.

_____ se ocupaba de las faenas de la casa mientras ellos trabajaban en la mina de diamantes, y en la noche ella les contaba divertidas historias. Sin embargo, los enanitos se sentían inquietos por la seguridad de ____.

   - No hables con extraños cuando estés sola. Y, sobre todo, ¡no le abras la puerta a nadie! - le advertían al salir.

   - No se preocupen. Tendré mucho cuidado - les prometía.

Y así quedaron las cosas. _____ cada día les caía mejor a los enanitos, porque era verdaderamente encantadora. Un día, uno de los enanitos volvió antes de tiempo de la mina de diamantes y encontró a _____ sentada en una silla. El vestido estaba de tal manera que dejaba ver su precioso coñito. Ella no de daba cuenta, pero el enanito sí que lo vio, porque los ojos le quedaban a esa altura. Entonces la chica se dio cuenta de que el hombre estaba allí y le hizo un gesto de que se acercara. Cuando él lo hizo, _____ le cogió muy delicadamente por el gorro y le acercó a su sexo. Cuando estuvo allí, el enanito empezó a usar su lengua para masajear el coñito excitado de la chica. Empezó por la parte de arriba y fue bajando poco a poco, hasta llegar a la parte de abajo. Y volver a empezar. Lo hizo así varias veces y la chica se excitaba cada vez más. De vez en cuando, alargaba sus pequeños brazos y metía un par de dedos en el coñito para que la chica se calentara aún más. Cuando _____ notó que se corría, le dijo a su amigo que se detuviera, le cogió para subirle en una mesa y se bajó el vestido para que el chico viera sus preciosas tetas y se excitara aún más. Así las cosas, le bajo los pantalones, que estaban abultados por la dura erección que tenía el hombre, y con sus propias manos hizo que él también se corriera encima de sus tetas, para después lamerse los dedos y limpiarlos del semen que quedaba en ellos. Como oyeron volver a los demás (que siempre volvían cantando) se vistieron rápidamente y se despidieron, para seguir cada uno son sus labores.

Nadie se enteró de lo anterior y los meses pasaron. _____ era cada vez más hermosa. Leía, bordaba y cantaba hermosas canciones. Algunas veces soñaba que se casaba con un apuesto príncipe. Entretanto, la malvada Reina, convencida de que _____ estaba muerta, había cesado de interrogar a su espejo mágico. Pero una mañana decidió consultarlo de nuevo.

   - ¿Es verdad que yo soy la más hermosa del reino? - preguntó.

   - No, tú no eres la más hermosa, la más hermosa - respondió el espejo - es _____, que sigue siendo la más hermosa del reino.

   - ¡Pero _____ está muerta!  - grito llena de rabia la malvada Reina.

   - No - contestó el espejo - Está viva y habita con los siete enanitos, en lo más profundo del bosque.

La Reina encolerizada mandó buscar al cazador, pero éste se había marchado del palacio muy, muy lejos, para que la reina no lo encontrara jamás. Entonces empezó a pensar como haría para deshacerse ella misma de la joven de una vez por todas. _____ estaba preparando una tarta cuando una vieja aldeana se acercó a la casita. Era la malvada Reina disfrazada de mendiga.

   - Veo que estás preparando una tarta de manzanas - dijo la anciana, asomándose por la ventana de la cocina.

   - Sí - respondió nerviosamente _____ - Le ruego me disculpe, pero no puedo hablar con extraños.

   - ¡Tienes razón! - respondió la Reina - Yo simplemente quisiera regalarte una manzana. Las vendo para vivir y quizás un día quieras comprar. Son deliciosas, ya veras. La Reina cortó un trozo de manzana y se lo llevó a la boca.

   - ¿Ves hijita? Una manzana no puede hacerte ningún mal. ¡Disfrútala! Y se alejó lentamente.
_____ no podía alejar sus ojos de la manzana. ¡No sólo parecía inofensiva, sino que se veía jugosa e irresistible!

No puede estar envenenada, la anciana comió un trozo, se dijo. La pobre _____ se dejó engañar. ¡La malvada reina había envenenado la otra mitad de la manzana! Poco después de haber mordido la manzana, _____ cayó desmayada y una muerte aparente hizo su efecto de inmediato. Allí se la encontraron los siete enanos al regresar de la mina, desmayada en la cocina, cerca de la ventana.

   - ¡Esto, sin duda alguna, es obra de la Reina! - gritaron angustiados, mientras intentaban reavivar a _____.

Pero todo era en vano, la muchacha seguía inmóvil, no daba ninguna señal de vida. Su aliento no empañaba el espejo que los enanitos le ponían cerca de la boca. Los siete enanitos lloraban amargamente la muerte de _____ y no querían de ninguna manera separarse de ella. Tal era su belleza que al verla daba la impresión de que estaba dormida. Posiblemente pensa-ron que era víctima de un hechizo. Entonces, decidieron ponerla dentro de una urna de cristal y hacer turnos para cuidarla. Un día, un joven Príncipe que pasaba por el bosque oyó hablar de la hermosa princesa que yacía en la urna de cristal.

   -¡Como quisiera verla! - pensaba mientras se dirigía a la casa de los siete enanitos.

Al verla, el príncipe se enamoró inmediatamente de ella. ¡Era la joven más hermosa que jamás había visto! Suplicó por favor que le dejaran cuidarla a los siete enanitos. Que el velaría su sueño y la protegería por el resto de su vida. En un comienzo, los enanitos se negaron, pero después aceptaron pensando que _____ estaría más segura en el castillo. Cuando los lacayos del príncipe levantaron la urna de cristal para llevársela, uno de ellos se tropezó y el cofre se sacudió. El trozo de manzana envenenada cayó de la boca de _____. Sus mejillas, hasta entonces de un pálido mortal, comenzaron a teñirse de rosa y sus ojos se abrieron lentamente. Los enanitos no podían contener su alegría, mientras el príncipe se arrodillaba al pie de _____.

   - Deseo con todo mi corazón que seas mi esposa - susurró el príncipe conmovido.

_____, que se había enamorado del apuesto príncipe, le respondió que sí, que sería su esposa.
Al cabo de unas horas, estaban solos en el palacio del príncipe. No había nadie por allí. El príncipe se acercó a _____ y la pregunto si la gustaba su nuevo hogar. Ella respondió que sí, que la encantaba. De repente, agarró al príncipe por el hombro y empezó a besarle en la parte trasera del cuello. El príncipe se dejó hacer y _____ fue pasando de la parte de atrás a la de delante, para desabrocharle la camisa y besarle el pecho, acariciándole a la vez allí donde podía. Fue bajando poco a poco hacia su entrepierna. Cuando llegó a ella, desabrocho el pantalón y empezó a lamer la principesca polla, poco a poco primero y más rápido después, para ponérsela bien dura. Entonces, la cogió con las dos manos y empezó a agitarla de la misma forma que había trabajado hasta entonces, para ponerla todavía más dura. En ese momento, el príncipe la hizo ponerse de pie y la bajo el vestido, quedando al descubierto el preciosísimo cuerpo de ___. La dijo que se diera la vuelta y la penetro por detrás, muy suavemente al principio, durante uno o dos minutos, y luego más fuertemente. Su futura esposa gemía de placer. El príncipe acariciaba las tetas de la chica mientras no paraba de penetrarla uno y otra vez, una y otra vez…

En la habitación había un sofá bastante grande, y al cabo de unos minutos, el príncipe dijo a su prometida que se echara en él. _____, cachonda perdida, así lo hizo y su prometido la penetro de lado, levantándola una pierna para entrara mejor. El sofá se movía al ritmo de las acometidas principescas y de los gemidos placenteros de la chica.

Cuando _____ noto que se corría, dijo al príncipe que fuera más despacio, para correrse los dos a la vez. Su prometido así lo hizo y llegaron los dos al orgasmo como habían previsto. El príncipe se corrió encima del coñito de su chica y _____ dejo todo mojado de sus fluidos el pene de su príncipe azul. Cuando estuvieron totalmente tranquilos, se fueron a la cama, porque al día siguiente tenían que celebrar su casamiento por todo lo alto.

Y efectivamente, la boda se celebró con una gran fiesta. La malvada reina fue perdonada e invitada a la misma. ¡Pero cuando vio la belleza y dulzura de _____, se llenó de tal rabia y envidia, que cayó muerta al instante!

_____ y el Príncipe vivieron felices en un hermoso castillo, y los siete enanitos nunca tuvieron que regresar a trabajar a la mina de diamantes.

Por petición de Diosa Isis

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