lunes, 12 de enero de 2015

La estación de servicio (bueno... o dos)

Estaba yo de vacaciones en una localidad del sur de España en estas últimas navidades (2014/2015) cuando, ya al terminar las mismas, fui consciente de que tenía que volver a mi patria chica del norte, así que prepare las maletas y me dispuse a recorrer los más de 1.000 kilómetros que tenía que hacer hasta estar de vuelta otra vez en mi casa, pero me plantee recorrerlos tranquilamente, sin ninguna prisa.

Así que cuando salí de mi lugar de residencia durante las vacaciones (un hotel cerca de una playa, y con una piscina preciosa) pensé en hacer unas cuantas paradas para descansar y así no forzar mi coche. En la primera, me pareció ver un coche azul que tenía como conductora a una rubia impresionante (unas tetas preciosas y del tamaño perfecto -en mi opinión-, unas piernas alucinantes… vamos, un verdadero bombón). Pero no paró en la estación de servicio tanto como yo y la perdí de vista…

Total, que volví a la carretera y no pare otra vez hasta pasados unos 300 kilómetros, un poco antes de Madrid, y allí estaba otra vez el coche azul. Mire a ver si veía a su sexy conductora pero no había ni rastro de ella.

Así que aparque y me dirigí al baño. Cuando salía, me pareció oír un ruido como del flash de una cámara fotográfica en el baño de señoras, así que como la puerta estaba entreabierta, mire adentro y allí estaba el bombón rubio del coche. Se estaba haciendo una serie de fotos en sujetador, lo que hacía que viera sus preciosas tetas mejor que la primera vez. Estaba más buena que el pan con queso la rubita y no me pude contener. Mire para todos lados y como no veía a nadie, abrí la puerta con mucho cuidado y, al descubrir que llevaba una corbata en uno de mis bolsillos, me acerque a la chica muy despacio y la tape los ojos con ella. Dio un gritito de sorpresa y empezó a intentar quitársela…

     -Tranquila, guapa, que solo voy a intentar darte lo que te mereces…- dije, con la voz más sensual que pude poner.

Ahí la chica se tranquilizó y empezó a relajarse, entendiendo que lo vendría para ella era muy bueno, momento en el que empecé a acariciar sus bellos pechos, primero uno y luego el otro durante un rato, hasta que note que la chica suspiraba de placer. Después busque el cierre del sujetador (se abría por delante) y se lo quite, para seguir acariciando sus pechos (a veces los dos a la vez) hasta que note que sus pezones se ponían muy duros, momento en que empecé a bajar por su abdomen hacía abajo muy despacio, acariciando su sedosa piel…

Baje hasta que llegue al límite de sus pantalones, donde los baje un poco y vi que llevaba unas braguitas muy sexys, que también baje un poco para poder meter la mano en su sexo y acariciarlo muy poco a poco, muy poco a poco…

A la vez, de vez en cuando, metía un par de dedos en su coñito caliente, al que notaba cada vez más ardiente…

    -¡¡Si, sigue, sigue, si…!! – chillaba de vez en cuando la chica, con una voz que decía que estaba muy caliente…

La chica, a la vez, acompasaba sus movimientos a los míos y, de repente, decidí bajarla los pantalones y las braguitas un poco más y penetrarla el bonito culito que quedo desnudo, mientras ella se apoyaba con una mano en la pared y otra en la encimera del baño. Noté como subía su calentón y yo me movía para dentro y para fuera, para dentro y para fuera, poco a poco, poco a poco, muy poco a poco…

     -¡¡Si, follamé, follamé duro…!! – chillaba la rubia de vez en cuando.

Al cabo de un rato, note que me iba a correr y pare de penetrarla, para masturbarme encima de su culito y correrme allí mismo. Después, la subí toda la ropa y la dije que esperaba verla otra vez. Ella me dijo que esperaba lo mismo, se quitó la corbata, me la dio (junto con las gracias por el rato que había pasado) y entro en uno de los servicios. Yo salí del baño y me fui al restaurante de la estación de servicio. Al cabo de unos 10 minutos, volví a mi coche y salí otra vez para mi casa, sin ver rastro de la preciosa rubia con la que había intercambiado palabras (y algo más) hacia un rato.

Pasadas unas 4 horas y unos 400 kilómetros desde lo anterior, volví a parar en otra estación de servicio y me pareció ver el coche de la chica de la anterior parada, pero no estaba seguro, así que fui a comprar unas botellas de agua, las deje en el coche y fui al baño…

Al cabo de un rato, cuando ya me iba, de repente noté como alguien me metía la mano en el bolsillo y me ponía la corbata que llevaba en el en los ojos, dejándome sin ver nada. Acto seguido, noté como me apoyaban en la encimera y me bajaban los pantalones y los calzoncillos y empezaba a acariciarme el pene hasta que se me puso bien duro. Momento en el cual se lo metió en la boca y, con la lengua, empezó a jugar con el arriba y abajo, arriba y abajo… hasta que todavía me lo puso más caliente.

De vez en cuando, paraba de chuparlo para lamerlo entero con la lengua y masturbarlo varias veces seguidas, para acto seguido volver a chuparlo durante un rato más…

Unos minutos más tarde, note como se la metía en su sexo y se movía para dentro y para afuera, para dentro y para afuera durante un largo rato, poniéndome caliente como si estuviera en el infierno, mientras notaba que ella estaba igual…

Cuando los dos nos corrimos, porque fue a la vez, la persona que me había puesto la corbata me la quitó y vi que era la chica rubia a la había follado en la anterior estación de servicio…

     -Como me hiciste disfrutar tú, ahora te hago disfrutar yo… -dijo ella, mientras se vestía.

     -Pues lo has conseguido, preciosa – la conteste yo.

Ella sonrió y nos besamos, mientras yo la metía una tarjeta que había escrito cuando la vi la primera vez con mi teléfono. Después de charlar un rato y compartir una merienda-cena nos despedimos, no sin antes decirnos que sería muy divertido repetir algún día…

Al llegar a mi coche, saque la corbata del bolsillo y descubrí que la chica había hecho lo mismo que yo, meterme una tarjeta en el bolsillo…

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