martes, 20 de enero de 2015

La peluquería

Normalmente, voy a cortarme el pelo cada tres meses (aprox.) a la misma peluquería de un centro comercial cercano a mi domicilio, pero en otro municipio. Siempre me han atendido muy bien y las peluquera son muy simpáticas y, sobre todo, muy guapas y sexys, sobre todo tres (dos rubias y una morena).

El día que soñé lo que voy a contar solo estaban dos, la morena y una de las rubias. La cosa es que entre en la peluquería y tuve que esperar un poco, porque había mucha gente, así que la cosa es que me atendieron el último y después de mi cerraban, porque bajaron la persiana metálica antes de atenderme. La verdad es que estaban requeteguapas, con sus uniformes de camisa rosa pelín ajustadas y pantalones negros más amplios, pero que también las hacían tener unas piernas preciosas.

Me dijeron que me sentara en el asiento de siempre para cortarme el pelo, cosa que hicieron rápidamente y de manera muy profesional, como siempre. Al mirarme en el espejo vi lo que esperaba ver y así me dijeron que pasara a la zona donde lavaban la cabeza después de cada corte…

Me senté en la silla de lavar la cabeza y la morena empezó a lavarme la cabeza. Siempre lo hacía muy bien y casi siempre llegaba a dormirme, pero hoy lo estaba haciendo mejor de lo normal y empecé a notar que me dormía antes que de costumbre…

En medio del duermevela, noté que alguien me abría la camisa y me bajaba los pantalones. Pensé que era un sueño, pero de repente desperté y vi a la chica morena que me lavaba la cabeza acariciándome el torso y a su compañera lamiéndome el pene muy despacio…
Cuando se me quito la somnolencia, pregunte que qué hacían y ellas dijeron que llevaban mucho tiempo deseando hacer lo que estaban haciendo. Yo entonces empecé a levantar la camiseta de la rubia para acariciar sus lindos pechos…

Al cabo de un rato, dije a la rubia que se sentara en la silla y la bajé los pantalones y las braguitas, para empezar a lamerla su rico coñito, mientras la morena la sustituía en mis partes bajas…

Así estuvimos un rato, hasta que la rubia le dijo a la morena que se sentara en la silla y a mí que la follara, cosa que hice tras quitarla la ropa… Mmmmmmmmm, que buena estaba con ella y sin ella…

La penetre con suavidad y me movía para delante y para atrás, muy despacio, muy despacio. Mientras, su compañera la besaba y la lamía las tetas con mucha dulzura y tranquilidad.

     -¡¡Mmmmmmmmmmmm, que bien lo haces… Sigue, dale fuerte…! – gritaba la chica.

Al cabo de un rato, yo la dije a la rubia que se apoyara en la silla, para poder penetrarla por detrás, cosa que hice, mientras la morena la hacía lo mismo que antes le había hecho ella pero, de vez en cuando, la lamía el coñito, lo que hacía que la rubia se excitara todavía más cuando la penetraba…

Mientras yo follaba a la rubia, ella se divertía con la rubia, porque veía como se besaban, se acariciaban las tetas, las piernas, los coñitos… Al cabo de un rato, vi como la morena extendía dos toallas en el suelo y se tumbaba en ellas. Nos dijo que yo la follara y a su compañera que pusiera su coñito en su boca, cosas que hicimos con mucho gusto para todos…

     -¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, sigue, sigue, sigue, siiiiiiiiiiii…!! – gritaba la morena a veces.

Unos minutos después, fue la rubia la que se tumbó en las toallas y la morena la que ponía el coñito en su boca y empezamos otra vez, pero con los roles cambiados…

Poco tiempo después, las dos se pusieron de pie y se apoyaron en la pared, diciendo que las penetrara alternativamente. Empecé con la morena y pase a la rubia, para volver a la morena, a la rubia y así sucesivamente durante un largo rato, mientras que ellas se besaban y se acariciaban las tetas, cosa que yo hacía con la que no estaba penetrando, notando que estaban muy calientes y con los pezones muy duros…

Cuando ya todos notamos que nos íbamos a correr, empezaron a lamerme el pene alternativamente, primero la rubia, luego la morena y a veces las dos a la vez. Cuando me corrí, lo hice en sus bocas anhelantes, teniendo la certeza que ellas también se habían corrido.

Una vez vestidos todos y descansados, vimos que todo el centro comercial estaba cerrando, así que salimos juntos al aparcamiento del mismo, y antes de despedirnos, quedamos en repetir lo de este corte de pelo cuando volviéramos a coincidir los tres otra vez otro día en la peluquería...

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